3 simples metales que nos llenan el corazón, que les dan reconocimiento a nuestro esfuerzo, dedicación y disciplina, a que ese día nos levantamos con el pie derecho o simplemente refuerzan lo talentosos que somos en lo que hacemos. Por estos días los Juegos Olímpicos en Río me hacen pensar en los podios que nosotros como publicistas ocuparíamos en nuestras agencias, ¿es acaso una carrera contra el tiempo siempre?, ¿estamos condenados a terminar una historia y trabajar en otra sin reconocimiento alguno? Para mí no hay mejor oro que una persona en cualquier parte cantando ese jingle que me inventé o resaltando el eslogan de una marca cercana, o alguien que diga: “en el comercial decía que tocaba ingresar a la página”, o alguien que simplemente compra X marca porque se logra identificar con ella (que de cierto modo se identifican conmigo). La gente no lo sabe, pero nosotros somos esa pequeña vocecita que les dice que hacer, así mismo son ellos mismos los que nos juzgan, califican y desprecian, ellos son los jueces que deciden cuál será nuestra medalla. Trasnochos, incontables cafés, sacrificios insospechados, almuerzos familiares perdidos, ataques de nervios previos a una entrega, sangre, sudor y lágrimas quedan en nuestro campo de batalla: el escritorio y la pantalla de ese computador que nos ha visto darlo todo. ¿Quién dijo que no tenemos todo para participar en los Olímpicos? Las marcas solo son nuestras herramientas, nosotros decidimos qué hacer con ellas (cuando podemos) y comunicarle mensajes realmente valiosos al mundo. Nosotros decidimos qué va a ver el mundo. Es tan sensacional que una marca tome aspectos dela personalidad humana y que entre muchos (clientes, diseñadores y publicistas) sea ensamblada durante toda su historia para hablar y decir “¡Hey! Yo existo, yo te entiendo, tú eres de los míos.” En el deporte, Colombia ha ganado tan solo 3 medallas de Oro en los Juegos Olímpicos en toda su historia, pero yo estoy segura de que más de 1000 publicistas portamos orgullosos medallas invisibles que nos llenan el pecho de orgullo. Esta es nuestra pasión y estamos aquí para ser esos guerreros que muchos maldicen, que otros ni conocen y mucho menos saben de nuestra existencia. Estoy convencida de que la clave de nuestra evolución es la comunicación. Es hora de portar nuestras medallas con orgullo. ¡Feliz martes olímpico! Imagen cortesía de iStock
Comentarios