Los grandes proyectos son creados por personas que se animan a unirse para generar grandes resultados. En la publicidad, donde se evidencia una cantidad enorme de enfoques, contar con un excelente equipo de trabajo es vital para alcanzar los objetivos. El más antiguo de los equipos de trabajo es la clásica dupla creativa del diseñador y el redactor, un equilibrio perfecto entre el desarrollo de contenido excelente y una puesta en escena impactante, pero, ¿cómo debe funcionar realmente una dupla? Conformar este dúo puede convertirse en un suplicio. La mayor parte de las veces no se escoge, simplemente llegas a una agencia o empresa y te colocan con el diseñador o redactor de turno. Propiciar un ambiente sano de trabajo será fundamental, porque será alguien que probablemente verás mucho más de lo que ves a tu pareja. Ser parte de una dupla implica mucho más que simplemente definir y repartir la función que se cumplirá dentro de un proyecto, significa encontrarse en perfecta sintonía con el otro para desarrollar de manera eficiente los procesos. Si bien el redactor es el experto en creación de contenido, no implica que el diseñador no pueda opinar al respecto. El copywriting posee una visión más “plana”, aunque sustanciosa, de lo que está creando, pero cuando a eso se le añade la visión del diseñador, que logra plasmar en su mente y bocetos la mejor manera como podría hacerse el contenido, todo cobra sentido y se detecta qué factores son los que hacen falta y cuáles sobran. Lo mismo ocurre cuando el diseñador está haciendo su trabajo. Él es el experto; sin embargo, el redactor puede brindar más coherencia a la consecución del proyecto. Puede encontrar puntos que podrían mejorarse para que el mensaje sea más contundente. Una dupla creativa es un crecimiento personal y profesional apoyado de cerca por un experto en lo opuesto a lo que tú haces y que te brindará una visión completamente nueva de la publicidad. Imagen cortesía de iStock
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