Yo no sé si a todos les pasa esto, pero a mí me sucede con mucha frecuencia. Leo reportajes a personas relacionadas con el tema de la tecnología, comunicaciones, negocios, etc., y para el periodista es inevitable realizar la siguiente pregunta: “¿Cuáles son las aplicaciones que más usa?” (Desde luego, se refiere a aplicaciones para dispositivos digitales y no a, por ejemplo, la aplicación de una vacuna contra la gripe o la aplicación de una sonora bofetada.) Bueno, lo que me pasa es que las aplicaciones que mencionan estas personas nunca son las que uso yo. Más aún, las desconozco por completo. Y cuando averiguo qué es lo que hacen, concluyo que jamás las usaría porque no entiendo su posible utilidad. No se me ocurre ninguna circunstancia en la que me fuera a resultar provechoso usar esa app. Pero ninguna, ¿eh? Tal vez por esa razón, suelo pensar aplicaciones que sí me puedan ser sumamente útiles en situaciones puntuales. A continuación, dos de estas aplicaciones que, pacientes, esperan su desarrollo. 1. Es innegable el ingenio de esta aplicación, y también su potencial peligrosidad. Sería más o menos así: la app se conecta con Facebook de manera que permita al sitio leer el primer pensamiento que le viene a la cabeza al usuario cada vez que lee un posteo ajeno. Con la aplicación, Facebook no solo lee el pensamiento, sino que también lo postea automáticamente en forma de comentario. Veamos ejemplos que ilustren esta idea. Como sucede con toda frecuencia, alguien postea que se encuentra en determinado lugar, en general paradisíaco y en consecuencia envidiable. Educados, comentamos “¡Qué bueno!”, o “¡Disfrutalo!” o alguna tontería semejante, y a veces ni siquiera eso, sino solo un misericordioso “me gusta”. Pero ese no fue nuestro primer pensamiento al leer el posteo ajeno. No, lo primero que pensamos fue “¿Y a mí qué carajo me importa?” La aplicación corrige esta reprochable hipocresía y postea nuestra primera reacción lo que, seguramente, llevará a una larga serie de comentarios tan injuriantes como entretenidos. Otro ejemplo: alguien declara que se dispone a escuchar una charla de una determinada persona. Y resulta que esa determinada persona es nuestro ídolo y mentor pero nosotros no hemos podido asistir a la charla –porque es muy cara, porque tenemos mucho trabajo, porque es en Cannes, por lo que sea. El comentario clásico es “¡Después contame!” o “¡Aprovechala!” o el un poco más honesto “¡Ay, cómo te envidio!”. Pero la revolucionaria aplicación postea lo que realmente pensamos: “Andá a lavarte el culo, vos y el speaker”. Mucho peores serían las consecuencias en otros casos. Imaginen, por ejemplo, que alguien comparte la foto de su hijo y el comentario sincero fuera “¡Qué cara de estúpido tiene!”. O, peor, la foto de la hija ya crecidita: “¿No hay fotos en traje de baño?”. O fotos de novias/os o esposas/os, lo que puede suscitar dos clases de comentario brutalmente franco: “Es más fea/o que pisar mierda descalzo” o “¿Qué hacés subiendo fotos en lugar de estar dándole para que tenga y guarde?” Sin duda, el momento de gloria de esta aplicación se produciría al ver fotos de contactos atractivos, tanto femeninos como masculinos. El comentario más común y sincero en estos casos sería el tantas veces murmurado y nunca puesto por escrito “Te parto en veinte pedazos”. Las consecuencias de publicar este comentario son impredecibles. 2. La otra aplicación que deseo proponer también realiza comentarios automáticos en redes sociales, pero lo hace de modo más simple y, quizá, contundente. Lo que hace la aplicación es tomar el verbo usado en el posteo y conjugarlo agregando la palabra “esta” con un inocultable sentido guarango. Por ejemplo, alguien escribe “¡Estoy a punto de subir a Machu Picchu!” y el comentario generado es “Subite a esta”. Otro: alguien postea “¡Qué rico almuerzo me estoy comiendo!” y sube una foto de la comida a Instagram, red social que solo sirve para eso; el comentario automático es, claro, “Comete esta”. Estos son ejemplos sencillos. En otros casos, se puede presentar un desafío para la aplicación, que hasta será capaz de formular preguntas. Si el post es algo así como “Acabo de ver la película X, buenísima”, el comentario será “¿Y ya viste esta?”. La aplicación es ideal para responder los innumerables mensajes que se reciben para fin de año. Al clásico saludo “¡Felices Fiestas!” la app responde “Felicitame esta”; también existe la posibilidad de escandalizar a alguno que escriba “Que Dios los bendiga” ya que la respuesta será “Bendecime esta”. La aplicación contará con el imaginativo nombre de “Esta” que, en inglés, se traduce literalmente como “This One”. A mí, estas dos apps me serían de gran utilidad. Si alguien desea financiar su desarrollo, aquí lo espero con el móvil bien cargado. Imagen cortesía de iStock
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