Este país está transformándose minuto a minuto pero lo está haciendo de manera incorrecta ya que la participación electoral en México fue dominada por el abstencionismo. En promedio los nuevos cargos fueron elegidos por un cuarto de la población, dejando a los demás simplemente atenidos a lo que un porcentaje decidió ejercer. Y es que no es lo mismo replicar y mentar madres en redes sociales que salir a la calle a ejercer nuestros derechos. Por otra parte, debo apuntar que la llamada propaganda negra se hizo presente en los pasados comicios, resaltando la utilizada en el estado de Puebla donde se vivió una jornada interesante en un estado que comienza a tener una gran repercusión a nivel nacional. Cabe apuntar que los criterios para la realización de las campañas electorales no fueron los mismos en cada entidad. Los candidatos de cada estado utilizan estrategias diferentes, por ejemplo en el norte de México lo “gritado” es ideal para un comercial de radio, sin narrativa y vendedor, tal cual; en el centro del país funciona más el “acting”. En la carrera política gana quien, por medio de la imagen, genera confianza o se la resta a sus contrincantes por medio de propaganda negra. Gana quien, por medio de diversas estrategias de comunicación, aprovecha el hambre de justicia de un pueblo que cada día cree menos en la democracia. Los que ganaron hicieron su trabajo de imagen y posicionamiento, ahora solo falta mantenerse firmes y constantes en sus estrategias de comunicación, porque ya lo dice la ley del éxito: cuando se deja de valorar lo que se tiene será muy fácil perderlo y muy difícil recuperarlo. Los PRImeros 70 años fueron fáciles aunque recuerden, ¿a quién le dan PAN que llore? Imagen cortesía de iStock
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