Debido a la evidente migración de consumo de medios tradicionales (televisión, radio, prensa, entre otros) al ciberespacio, dejé de consumir por bastante tiempo televisión, tanto así que mi televisor permaneció por mucho tiempo desconectado. Un día me enteré que cierto programa sería transmitido por T.V., así que decidí conectar el televisor nuevamente. Durante los cortes de dicho programa me sorprendí haciendo bastante zapping y realizando un análisis de cada comercial que atravesaba la pantalla. Más allá del pensamiento de cuánto ganarán esos canales de televisión con la excesiva cantidad de publicidad que siguen transmitiendo, me sentí desilusionado al ver que ningún comercial era digno de ver por completo. No buscaba engancharme a un producto o servicio, buscaba apreciar el trabajo de alguien, como cuando nos vemos buscando libros o películas de temáticas diferentes a las que frecuentamos. Lo que me encontré fue la copia, de la copia, de la copia; comerciales que, si no fuera por su “mejora” en términos de producción, podría decir que son los mismos que veía hace 10 o 15 años mínimo. Me alarmé cuando vi un comercial que “destacaba” más por raro que por funcional (tal vez al final yo no era el público objetivo), pensé “este en definitiva lo recuerdo”. Y aquí me encuentro, con el artículo muy avanzado y aún no puedo recordar ni la marca ni la temática del comercial. Entiendo que la estrategia televisiva debe estar apoyada de otros medios para funcionar, pero desperdiciar X cantidad de audiencia porque el comercial no vende es deprimente. Te invito a hacer memoria, ¿cuál fue el último comercial realmente creativo que recuerdas haber visto en la televisión? Tan solo en un corte conté 5 comerciales, de marcas del mismo sector, casi idénticos. Les aseguro que si se hubieran intercambiado los logotipos el resultado final sería el mismo. Pasé un largo rato mirando más comerciales, quería ver si mi mente de publicista se quedaba boquiabierta viendo algun anuncio que me hicera decir “¿POR QUÉ NO SE ME OCURRIÓ?” El problema, desde mi perspectiva, radica en la falta de personalidad de las marcas y del mal aprovechamiento del presupuesto. En un mundo donde el bombardeo publicitario es inmenso, donde cada vez más marcas se parecen unas con otras, donde las posibilidades de creación están aumentando la cantidad de empresas, lo que se necesita no es más difusión descontrolada, sino más ideas que impacten. Imagen cortesía de iStock
Comentarios