Todavía me llegan notificaciones de personas de mi círculo personal que están ingresando al mundo Instagram, aunque al principio me parecía raro, hay marcas que llegan de manera tardía a los usuarios, es el caso de esta marca, que a pesar de su popularidad siempre se mantiene creciendo. Muchos de los usuarios de esta red social estamos con ella desde su inicio en el 2010, cuando se popularizó por sus filtros fotográficos poco convencionales y de fácil aplicación para ese entonces. Su crecimiento se fue dando secuencialmente con la participación y temática implementada por usuarios de todo el planeta. Instagram se ha convertido en una fuente de búsqueda de imágenes gracias a su implementación del hashtag en el 2011 para motorizar búsquedas, que en lo posterior se aplicó a muchas de las redes sociales que usamos a diario. Inicialmente la aplicación solo tenia soporte para IOS, es decir solo para iPhone lo que la mantuvo en una cúpula y con un “plus” preferencial sobre la segmentación de usuarios. Pero hace poco más de 2 años se lanzó la aplicación para la plataforma Android y desde entonces no ha dejado de ganar adeptos. El contar la historia de esta lovemark es hablar también sobre su reciente cambio, y me refiero a su logotipo, ícono, su rostro ante el mundo de las marcas que perdió su encanto por una trasformación significativa en su branding. La pequeña camarita Polaroid se fue y con el su esencia de marca desapareció. Todo lo que tenía como diferenciador se esfumó tras un concepto visual “minimalista” fallido. Aunque la marca trató de justificar su cambio con un video esto no calmó el descontento de los usuarios de la red social, que tenían una afinidad completamente plasmada en lo que Instagram significaba hasta hace poco. La insatisfacción de los usuarios fue inmediata. En todas la redes sociales se habla del cambio que tuvo el logo de la marca. La reacción mostraba claramente la inconformidad en cuanto al diseño, como a la misma funcionalidad de la aplicación. Que parece ser una aplicación en etapa beta. Esta es una lección sobre lo que no se debe hacer en branding, llevar un cambio al extremo. Un cambio tan significativo para una marca tan conocida como lo es Instagram. Esto se ha convertido en uno de los peores movimientos de marca en lo que va del año. La historia de las marcas ya nos han dado algunas lecciones, la misma Coca – Cola ha caído en errores que le han costado millones de dólares y dolores de cabeza por la inconformidad de su público. A pesar de esto ha sabido levantarse y convertirse en la marca que es hoy. Como usuario y profesional del diseño, entiendo los cambios aunque no comparto que la transformación del logo de Instagram represente “variedad” como mencionaron tras el lanzamiento. En la misma aplicación cientos de diseñadores, subieron sus propias propuestas para mejorar el ícono tras el suceso de cambio. Lo que afianza que aunque no todos estemos de acuerdo con el cambio, todos seguiremos siendo fieles usuarios de la marca.
Comentarios