Desde hace algunos meses comenzó a circular el rumor de la salida de Joaquín López-Dóriga de la conducción del noticiero estelar de Televisa. El pasado lunes 24 de mayo el mismo Joaquín fue quien anunció su salida, lo hizo en el inicio del noticiero que conduce, anunció la fecha de su último programa para el 19 de agosto, de esta manera López-Dóriga culmina una etapa de 16 años frente al programa de noticias con mayor raiting en la República Mexicana. Quizá la publicación de un artículo en la revista Proceso el pasado 21 de enero, firmada por Jenaro Villamil, fue uno de los detonantes de chismes y cuentos que circularon por redes sociales y medios de comunicación. Quizá. Quizá tuvo mucho que ver la disputa que tuvo “el teacher” con la mujer, según Forbes, más rica de todo México, la empresaria María Asunción Aramburuzabala, quien interpuso una demanda en contra de la esposa de López-Dóriga por una supuesta extorsión en un tema de un desarrollo inmobiliario en la Colonia Polanco en la Ciudad de México, quizá. Quizá obedece a un plan de cambios diseñados por Televisa para renovar su imagen y tratar de subir los números, tantos en las finanzas como en el rating, quizá. Quizá fue el mismo Joaquín quien quiso replantear su imagen a cuadro, y en una programación de disminución de su ritmo de trabajo, solo va a atender, según los mismos rumores, otros proyectos del mismo canal, es decir, se va de El Noticiero, pero no de Televisa. Quizá. Independientemente de las razones que llevaron a la salida del conductor del noticiero, ahora tiene Televisa el reto de poner en esa silla a una persona que goce de absoluta credibilidad y confianza, esa que perdía López-Dóriga con el paso de los años. Entonces, y solo entonces, sabremos si en esta ocasión “el cambio” tuvo efectos positivos. Entre los múltiples nombres que suenan para sustituir a Joaquín está el de Denise Maerker, una de las periodistas más respetadas y en quien depositan mayor credibilidad los mexicanos, podría ser ella una pieza clave para que Televisa recupere una migaja de esa sintonía que pierde poco a poco. Se va López-Dóriga, el hombre que durante 16 años estuvo presentando “las voces, las imágenes y los sonidos de la noticia”, su salida no es un acto memorable, se da en medio de chismes, dimes y diretes que dilatan un poco lo que puedo haber sido un festejo nacional. Serán escasos los “hashtag’s” que digan: #TodosSomosJoaquín, #NoTeVayasTeacher, #TeQueremosLópezDórigaTeQueremos, como los hubo cuando salió del aire Carmen Aristegui. No habrá cadenas de oración ni protestas frente a Televisa, no. La noche del viernes 19 de agosto se cerrará un ciclo donde los amigos de “el teacher” y algunos políticos “agradecidos” enviarán su saludo solidario, solo eso y nada más. El lunes siguiente, iniciará una nueva etapa, ojalá con la dirección y conducción de Mearker, y entonces todos habrán olvidado a Joaquín. Porque si algo es cierto, es que que los latinos, y en este caso los mexicanos, tenemos memoria a corto plazo. La duda, la falta de credibilidad y uno que otro negrito en el arroz, opacan lo que sin duda alguna es la trayectoria de un hombre que dedicó parte de su vida a llevar noche a noche noticias a los hogares mexicanos, y discúlpenme ustedes, pero independientemente del estigma que cae sobre López-Dóriga por su casa Televisa y los rumores que lo acompañan, el hombre fue durante 16 años, la referencia de la noticia en México, y así como en su momento lo fue, salvando las evidentes distancias, Jacobo Zabludovsky, en este país hubo quien terminaba de contar una noticia con la frase “anoche lo dijo López-Dóriga”. Televisa anunció en comunicado que el periodista seguirá al frente de otros programas, mientras tanto en agosto, dejará de girar la silla negra, esa en la que durante 16 años giró anunciando que se había acabado El Noticiero.
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