Suele ser muy fácil decir simplemente “no me gusta” pero lo cierto es que para eso primero habrá que haberlo experimentado, analizarlo, y los mexicanos principalmente somos expertos en calificar algo como bueno o malo a partir del gusto personal, sin entender que no somos el target. Recientemente el cantante mexicano Juan Gabriel lanzó una versión en español de un clásico del grupo Creedence Clearwater Revival y la crítica popular no se hizo esperar: “¿Cómo se atrevió?, “¡Es un sacrilegio!”, pero la verdad es que para quien le gusta su marca y estilo la canción sorprendió y satisfizo. Aunque a algunos no les gusten los covers, en su mayoría, logran su objetivo. https://www.youtube.com/watch?v=tqnfoRXKgLs Por poner otro ejemplo, aunque hay un sector amante de los Jackson Five, su canción Blame it to the boogie, no tuvo la repercusión en nuestro país como su cover “No culpes a la noche” con Luis Miguel. Desde el punto de vista Mercadológico debemos reconocer, como un acto de madurez, que el que algo no nos guste simplemente puede significar que no somos el target a donde ese producto fue dirigido. No se puede ser crítico sin mirar desde todas las aristas. No imagino escuchar a Joe Sample y tener un síx de cervezas en mi mesa y mucho menos beber un Lambrusco mientras suena la Arrolladora. “En gustos se rompe el género” e incluso todos tenemos nuestros placeres culposos. Cada producto en el mercado tiene su emosistema, no hay cosas aburridas, solo hay cosas que no conocemos, con las que no conectamos. Solo después de conocerlas y examinarlas desde diferentes perspectivas podremos generar una crítica verdadera. Tomemos del mundo lo que nos gusta y disfrutemos pero permitimos que los demás tomen lo propio, no hacerlo nos condena a la amargura de contenido y peor aún a la frustración de pensamiento.
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