Es muy conocido que en las organizaciones se hace hasta lo imposible por conquistar a los clientes, se desarrollan planes de marketing, de publicidad y de calidad total donde lo que se busca como fin único es la satisfacción de cliente, sin embargo esta explosión de imaginación y revuelo por lograr el top of mind, ha generado afectaciones colaterales que en muchas ocasiones es desconocida para los clientes pero que, como una olla de presión algún momento explotará y mientras más se tarde en hacerlo más crítica será. Las afectaciones colaterales suelen ser las personas que colaboran con nosotros, nuestros trabajadores y que si lo vemos desde una perspectiva muy clara y franca son el eje de nuestros resultados, pero ¿cuándo empieza este descuido de la marca en los clientes internos? Una investigación nos reveló que la mayoría de empresas MiPyME (micro, pequeña y mediana empresa) no le da relevancia al proceso de inducción, en algunas lo utilizan por formalismo, por cumplir normas de certificación de calidad y en otras ni siquiera se conoce la expresión. Un programa de inducción de personal es un proceso que busca generar en los colaboradores nuevos y antiguos un sentimiento de compromiso, que conozcan las bondades de la organización, se la presenta y se hace todo lo que es humanamente posible para que sienta que está en el mejor lugar del mundo para trabajar. Basado en lo anterior se proponen tres tipos de inducciones que permitan lograr ese enamoramiento de los trabajadores o colaboradores hacia su organización o empresa: 1 – Inducción al personal nuevo – este tipo de trabajo incluye una presentación de los recién ingresados a trabajar con sus compañeros de empresa, una presentación de la organización, sus facilidades, que hacen o dejan de hacer, los valores, los jefes, las reglas, los beneficios, en fin la organización se viste de gala para recibir y enamorar a los nuevos. 2 – Inducción de mejoras – se la utiliza cuando se hace cualquier mejora en sistemas o programas de trabajo, muchas organizaciones hacen transformaciones importantes en los sistemas que utilizan y le cuentan a sus colaboradores lo que hicieron y cuento invirtieron pero se les olvida explicarles cómo funciona. 3 – Inducción anual – apropiarse de la gamificación (empleo de mecánicas de juego y aplicaciones no lúdicas para potenciar la motivación, la concentración, la fidelización y otros valores positivos comunes a estas actividades. Es la herramienta más estratégica para influir y motivar a grupos de personas) para comprometerlos con el plan estratégico. Si los Jefes y grandes visionarios empresariales comprendieran que el límite de sus sueños está en el compromiso de sus colaboradores, seguramente harían empresas mejores y mundos más agradables. Imagen cortesía de iStock
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