—¿Qué piensa de los héroes como Superman o He-Man? le preguntaron en tono burlón. Él, muy seguro, contestó: —“No son héroes, héroe es el Chapulín Colorado, y esto es serio: el heroísmo no consiste en carecer de miedo, si no en superarlo. Aquellos no tienen miedo; Batman, Superman, son todopoderosos, no pueden tener miedo. El Chapulín Colorado se muere de miedo. Es torpe, débil, tonto, etc. Y consciente de esas deficiencias, se enfrenta al problema. Ése es un héroe”. Creo que no hace falta contarles quién fue el personaje que pronunció estas palabras. Pero por si me están leyendo en otro planeta, aprovecho la oportunidad para contarles que se trata de Roberto Gomez Bolaños. El súper comediante mexicano que revolucionó la comedia, por medio de inolvidables personajes que llevan más de cuarenta años haciendo reír al mundo entero. La frase deja mucho qué pensar, sobre todo si se la dicen a un fanático de Batman como yo. Pero el impacto que causó en mí hace ya varios años fue porque Chespirito tenía razón. Es muy fácil ser el más gallo cuando las tenés todas a favor. Lo complicado es serlo cuando hasta vos tenés dudas de tu capacidad. Me quedé con las ganas de ser el Batman, y vaya que en Guatemala sí nos hace falta uno. En vez de eso, me convertí en redactor en una agencia de publicidad. No me quejo, amo mi trabajo, pero hace unos días me topé con esta frase de nuevo, y me di cuenta que aplica de forma perfecta a nuestra profesión. Me molesta generalizar, pero la verdad es esta: a las agencias les hacen falta más ideas chapulinas y menos ideas truchas. Ya es hora de dejar atrás esas ideas que no son ideas. Esas que en el papel suenan lindas, pero que no engañan ni a la mamá del creativo. Ideas que en vez de miedo, dan ego. Son todopoderosas, porque con resultados inflados e insights inventados, tienen la victoria asegurada. Son como ver una película de Superman: la historia puede estar buena, pero desde antes de sentarte a ver la película, ya sabes cómo termina. Son ideas que dan tristeza, porque son geniales, pero no tuvieron el valor de ser reales. Lo que necesitamos son ideas chapulinas, las que a pesar del miedo y las dudas que generen, nos motiven a hacerlas realidad. Urgen ideas –y creativos–que consientes de las deficiencias que enfrentan sus agencias y sus marcas, se atrevan a dar un paso al frente y luchen por generar resultados verdaderos. Necesitamos creativos que piensen y que hagan. Que peloteen y que tomen acción. Creativos que crean en sus ideas, aún cuando nadie más en la agencia cree en ellas. Faltan ideas que ganen premios como debe ser: sudando, sufriendo y luchando. Tener buenas ideas no es un don divino, es una responsabilidad. Porque lo único peor que una mala idea, es una buena idea que se convirtió en una mentira.
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