Hace ya bastante tiempo escribí un tweet producto de una frase dicha por mi profesor de “multimedia y nuevos medios” en la universidad: “debemos pensar menos en CMYK y más en RGB”. Esta frase es producto de la situación actual del mercado donde cada vez más personas migran a los entornos digitales, pero ¿es realmente la opción que deben elegir las marcas? Ya con mucho más tiempo en el medio puedo decir que a simple vista la aplicación de lo que llamaré “estrategias RGB” parece la respuesta más obvia para poder entrar a ser partícipes del mercado; sin embargo, si hablamos en cuestiones de competitividad para ciertos sectores la situación puede cambiar. Es verdad, las bondades que abarcan las “estrategias RGB” son enormes: comodidad, velocidad, cuidado del medio ambiente, accesibilidad, por solo mencionar unas pocas, pero en lo que respecta a branding y ventas las “estrategias CMYK” logran un impacto mucho mayor de lo que, hasta el momento, puede lograrse con lo digital. Día a día, al entrar en un medio de comunicación sobre publicidad, lo que probablemente encontremos son noticias y artículos con titulares como “5 consejos para administrar tus redes sociales”, “cómo aplicar estrategias social media”, “cómo crear tu negocio online”, sin mencionar la cantidad de noticias sobre empresas que han decidido migrar sus productos a solo medios digitales, lo anterior solo mencionando los titulares más básicos, porque soy consciente que las “estrategias RGB” van mucho más allá de eso. Ahora bien ¿cuántas veces encontramos artículos sobre estrategias CMYK? Existen pero son menos frecuentes. Al final la pregunta importante es, ¿qué quiere el consumidor? Si le ponemos a alguien en frente su saga de libros, videojuegos o música favorita, ¿qué elegiría?, ¿las versiones digitales que cuestan 50, 60 y hasta 70% o las versiones físicas, empacadas con un gran diseño, muchas veces dedicatoria incluida, y que se pueden exhibir a sus conocidos? Recordemos que estamos en la era digital, pero realmente creo que serían pocos los que lograrían resistirse a un excelente trabajo que puedan tocar. Muchos dirán (y tienen toda la razón) que hay muchas otras razones de compra como el precio y para responderles parafrasearé a Jürgen Klaric que dice “cuando haces un excelente trabajo de marca puedes vender más caro que tu competencia”. Si nos ponemos a analizar las razones por las cuales una persona pueda elegir el producto digital, como, por ejemplo, ver una conferencia por streaming, podríamos llegar a la conclusión que las “estrategias RGB” son mucho mejor que las «CMYK», porque en el caso del streaming lo más probable es que la persona lo haya escogido por imposibilidad de ir al lugar, pero nuevamente no significa que la decisión digital haya sido su primera opción o, mejor dicho, su primer deseo. En estos casos las estrategias digitales aparecen como una alternativa para los compradores que de una u otra manera posean algún tipo de limitante respecto a la obtención del producto o servicio. Al cerebro humano le encanta lo que pueda tocar. Si tu estrategia de negocios es puramente digital es excelente, porque probablemente podrás ofrecer una cantidad de posibilidades a tus clientes, además, si estás buscando una manera de hacer más feliz a tus compradores y de aumentar tus ventas, plantea la posibilidad de otorgar algo físico, aunque sea pequeño, que sea simbólico en relación a la compra. Obviamente este tipo de cosas no es aplicable para todos los negocios, pero no está demás tenerla en cuenta. Este artículo no se trata de demeritar las estrategias RGB, porque realmente funcionan, trata de decir que el hecho de estar en la era digital creó un valor agregado mucho mayor para las estrategias físicas. En la medida que sea posible debemos desarrollar una estrategia conjunta que permita ofrecer el alto valor que ofrece el CMYK y la variedad que otorga el RGB. Imagen cortesía de iStock
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