Hace unas semanas la Ciudad de México colapsó ante la idea de dejar de circular en un auto último modelo debido a los altos niveles de contingencia ambiental, ésta, era tan grave que aseguraban alcanzaba los índices más altos en la historia. Para que nos demos una idea, un nivel bueno en la calidad de aire va de los 0 a 50 puntos imeca, y al 5 de abril se registraban 156 puntos sólo en el Valle de México. A pesar de los reclamos y trending topics en redes sociales, el gobierno y la ciudadanía tenía que buscar opciones ante el caos vial que se avecinaba. 8 am en los embarcaderos de autobuses hacia Santa Fe o Polanco, ya no sería factible para llegar a las 9 am. Una de las opciones viables era compartir autos, en donde plataformas como Bla Bla car, Uber Pool o Buggy Rides, implementaron estrategias para gastar menos o, lo mismo, por el placer de viajar con más personas hacia el mismo punto y reducir de manera notable la contingencia vehicular. Otros optaron por proponerles a sus directivos la posibilidad de realizar el trabajo en casa, al menos el día en el que no circulan… No me lo tomen a mal, el no usar el auto es un lujo que pocos nos podemos dar, pero es importante darse cuenta de lo que los demás necesitan y cómo lo están pasando. Tal vez para mí no represente perdida de nada el no circular, porque incluso hay semanas enteras que no tengo que tocar el carro. Y para directivos o jefes por lo general el sueldo y las pertinencias o comodidades en la vida diaria, otorgan la oportunidad de acudir a la oficina incluso con un chofer. Pero los mares de gente en las líneas de metro, las más de dos horas de trayecto y la inseguridad, son las cosas reales por las que las personas deben pasar día con día para llegar a un trabajo que les permite costear todo lo que los rodea, y que además, el llegar desmotivado no es opción. Estudios recientes por parte de la Comisión de Movilidad aseguran que la implementación del home office representaría una acción para combatir la contaminación y la inmovilidad en la que vivimos, además de incrementar en un 28% la productividad. Eliminar los tiempos de traslado, reduce directamente la cantidad de vehículos en las calles, lo que mejoraría el promedio de velocidad de un auto que, el último año oscilaba en 10 kilómetros por hora, por encima de ciudades como Taipei o Beijing. Sin embargo la productividad empresarial está ligada íntimamente al tiempo que pasas sentado en la oficina, sin importar las metas que se cumplan o los resultados que se den, un trabajador es mal visto si sale a su hora, si después de su horario laboral no responde mails o mensajes e incluso es satanizado si no está “al pendiente” los fines de semana. Conozco expertos en manejo de crisis, y consultores de marca que encuentran atrevidas estas propuestas. Que prefieren flexibilizar el horario aunque represente más hora nalga, que permitir que sus empleados puedan acudir a la oficina sólo si es necesario. Ni hablemos de la reducción de costos para la empresa, el teléfono, la luz, el agua, e incluso el jabón de manos, son elementos que no ven a pequeña escala pero que quedarían reducidos al mínimo. Sin duda, esta premisa es un sueño que no podremos lograr en México hasta que las cabezas de empresas y líderes permitan a su cabeza implementar todas esas estrategias que venden al cliente, como usar los canales sociales, tener mailing, y control de horas para especificar las metas por categoría y así, sólo así, podríamos controlar la crisis colectiva no sólo con el caos vial o un no circula. En países no tan lejanos como Estados Unidos, actualmente se implementan circulares que prohíben que los Directivos obliguen a sus subordinados a asistir a las oficinas centrales si no es necesario. El cambio hacia el home office, seguro es posible, pero primero debemos cambiar el chip con el que nos configuraron. Imagen de portada cortesía de iStock
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