Hablemos de los Protagonistas de tu negocio, del mío, ¡del negocio de todos! Claro que son ellos, nuestros clientes, sin su existencia no tendríamos ingresos ni trabajo obviamente. Nos hacen innovar constantemente, idear nuevas formas de satisfacerlos y hasta de enamorarlos. Sin embargo, cada cliente naturalmente como cada persona es distinto, unos dan más dolores de cabeza que otros, y aunque siempre tienen la razón no quiere decir que de vez en cuando no nos causen molestias. Como siempre lo he dicho, cada cliente importa y por ello se deben tratar de la mejor forma posible, te encontrarás con los que hablen mal de ti o con los imposibles de convencer, pero ánimo que una vez que conozcas algunos de los tipos de clientes que existen podría resultarte mucho más fácil lidiar con ellos de ahora en adelante. El Cliente sabelotodo: estos “eruditos” creen que saben más de tu negocio que tú mismo, a todo le consiguen fallas y por eso se consideran superiores, odiarán que mires a otro lado, cuidado porque son orgullosos y a veces pueden mostrarse agresivos. Sé siempre atento, muestra empatía, no les quites la razón pero tampoco se las discutas y cuando se equivoquen trata de decírselo muy discretamente. El Cliente impulsivo: camaleónicos como nadie, cambian rápidamente de opinión, están en constante movimiento y su lengua también, pues hablarán a la misma velocidad en la que querrás salir de ellos, debes darles respuestas cortas pero concretas, sonríe y haz movimientos lentos pero seguros. El Cliente tímido: a leguas se le nota la inseguridad, de hecho habla despacio y en voz baja, no le gusta consultar dudas puesto que no confían en extraños, aparte la idea de fracasar o quedar mal los pone muy nerviosos. Son controladores de manera excesiva pero no te asustes para ganártelos dedícales un poco más de tiempo que al resto, acércate a ellos despacio y háblales a su ritmo, que todo gire en base a inspirarles confianza. El Cliente desconfiado: si el tímido desconfía de los extraños, el cliente desconfiado lo hace hasta de su propia sombra, por eso las opciones que les ofrezcas para él serán basura, todo absolutamente todo lo va a rechazar tanto que tratará de dominar siempre la conversación. En este punto conservar la calma es lo más oportuno, no digas nada de lo que no tengas pruebas y siempre que él tenga la razón debes hacérselo saber, de esta forma podrás tomar terreno en la conversación y ganártelo. El Cliente agresivo (Dios los bendiga): la furia de este cliente no deja nada a la imaginación, grita y ofende fácilmente, aparte de mostrarse agresivo siempre anda de malas. La cosa se pone difícil acá, muchas veces lo mejor es no discutirle porque es lo que quiere, permanecer calmado y educado le bajará un poco los humos. El Cliente hablador: tan amistoso como detallado en sus palabras, no te dará chance de hablar y puede que te resulte pesadísimo, para sobrellevar su ritmo hazle preguntas cerradas, en donde sólo sean necesarias respuestas cortas, mantén la distancia e ignora las bromas que pueda intentar hacer, vive para ser el líder de la conversación, sé concreto en todo momento y saldrás victorioso. El Cliente exigente: caso contrario al hablador, a este tendrás que sacarle las palabras de la boca, parece enojado porque sabe exactamente lo que quiere y odia las respuestas inconcretas. Para ganártelo no hables mucho, sé siempre serio, evita a toda costa darle excusas, ofrécele soluciones a su caso y demuestra interés en ayudarlo. ¡Comenta y comparte! Imagen cortesía de iStock
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