¿Alguna vez te has preguntado si el arcoíris tiene sombra? ¿Para qué cuestionar el significado de un color si cada persona lo ve cómo sus sentidos los perciben? Si bien es cierto que un daltónico, un ciego, un sordo, un niño, un anciano, una mujer enamorada, un asesino, un policía, un cobarde, un político, un terrorista, un discapacitado, un ateo y un creyente, lo único que tienen en común es haber nacido, todos ven el color a su manera. Cada persona siente que el rojo es amor o es sangre, que puede ser pintalabios o puede ser el color de la imaginación. El verde puede ser el olor de un limón o puede a su vez ser el olor de pasto recién cortado, puede ser la actitud de un hombre viejo y olvidado o puede simplemente ser el dinosaurio de juguete olvidado varios años atrás en una caja del garaje. El amarillo una ilusión, un sabor amargo o el perfume de esa tía que hace mucho no visitamos. Un recorrido psicodélico en un cóctel afrodisíaco o un sol hecho con crayones por un niño de 3 años. ¿El azul es o no es tristeza? Es la inmensidad del mar, de la naturaleza y de la tecnología. El azul es también la última lágrima que una mujer derramó por su esposo ejecutado en la segunda guerra mundial, y a su vez el primer llanto de llegada al mundo de un bebé. El morado puede ser muerte, hipotermia y golpes. Es también el dulzor de miles de frutas deliciosas y el labio mordido de una mujer teniendo un orgasmo. Puede ser el color favorito de Juli y el más odiado por David. Es el aroma de las flores que acaban de brotar y la primavera que trae consigo miles de pétalos diferentes. ¿Y la sombra? ¿Qué hay de la sombra? No lo sé, suelo imaginarme que como todo en la vida, el arcoíris debe tener un lado oscuro, o por lo menos el que me hace esperar cuando el computador se traba, tiene sombra, una sombra profunda que me hace perder archivos, páginas guardadas y hasta la paciencia. 😀 Feliz miércoles colorido J Imagen cortesía de iStock
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