El camino del emprendedor es una aventura llena de satisfacciones y luchas continuas contra aquello que pueda afectar de manera negativa a nuestras metas. Entre esos obstáculos existen unos muy agresivos y fatales en algunos casos… Nuestras emociones y sentimientos. Estos sentimientos tratarán de sabotear todo nuestro crecimiento de manera fuerte y constante y, si lo que quieres es cumplir tus metas, tu misión será hacerles frente. Este artículo es para ti, para que puedas identificar a aquellos sentimientos a superar cuando eres emprendedor, y que quizás te estén atacando sutilmente y tú no te has dado cuenta aún. ¿Estás listo? ¡Muy bien, toma tu escudo y desenfunda tu espada! Desesperación.- A veces pasa que tienes prisa por obtener buenos resultados, lo que conlleva a que te sientas frustrado y abandones rápidamente tus metas. Sabemos que conseguir resultados rápidos no existe. Bueno, si existe; pero resultados realmente buenos, muy rara vez. Todo es un proceso y tienes que aprender a disfrutar de él. Trabaja de manera inteligente y constante. Si sólo mejoraras un 1% diario, de hoy a un año serás 365% mejor de lo que fuiste hoy. Desconfianza.- A veces puede que no te sientas capaz de hacer lo que te propongas. Puede que pierdas los ánimos, fe y confianza en ti mismo. Es solo una etapa al éxito, no tienes porqué desconfiar de ti. Mira lo que has hecho hasta ahora, todo lo que has logrado. Pregúntate si todo lo que has logrado hasta ahora ha sido fácil. ¿Podrías dejarlo ahora que cada vez estás más cerca? Miedo.- Es la peor emoción que puedes sentir, pero también la más excitante. Muchas veces tenemos miedo de actuar o de tomar una decisión por miedo a perder o ser rechazado. Es irónico, porque tenemos miedo a perder sin saber que ya perdimos por el hecho de no intentarlo. Dependencia.- Todas las personas tiene dos opciones: O nos hacemos cargo de nuestras vidas y somos nosotros los que le damos dirección, propósito y trabajamos por metas; o dejamos dicha responsabilidad en manos de otras personas, por ejemplo el gobierno, el estado, nuestro jefe, amigos, etc. Ahora bien, hacernos responsables de nosotros mismos es abandonar la idea de que nuestros resultados dependen de otros factores que no sean nuestras acciones. Somos 100% responsables de lo que hacemos o dejamos de hacer, en esto no hay un término medio. A veces no emprendemos o dejamos nuestro proyecto, negocio o pareja por el “qué dirán”, cuando en realidad aquello no importa si sientes que tu negocio o emprendimiento es tonto, pero que tiene un alto índice de éxito. ¡Hazlo! Eso refleja mucha confianza en ti mismo y eso, como consecuencia, genera seguidores y hasta colaboradores. Frustración.- Que antes no hayamos podido tener éxito, no quiere decir que hoy no podamos tener nuevas oportunidad para lograrlo. Conforme pasa el tiempo podemos incorporar nuevas prácticas en nuestro negocio, aprendidas de un fracaso anterior. Estas prácticas nos permitirán mejorar nuestro presente y, como consecuencia, nuestro futuro. Un fracaso es un nuevo zapato para dar pasos más firmes. Imagen cortesía de iStock
Discussion about this post