Cuando se trata de expresar ideas, los recursos y herramientas abundan. Sin embargo, no todo lo que se tilde como “recurso” y “herramienta” puede facilitar la comprensión de los mensajes, órdenes o ideas base para conseguir éxito en una actividad: deben ser los precisos, aquellos que conecten la mente y motiven a la acción. Esta curvatura del diario vivir, me significó un esfuerzo para definir dentro del estudio de la administración de empresas, un eje personal que facilitara mis resultados en un ambiente laboral, no solo comunicando de manera efectiva las ideas, también proyectando conceptos de manera creativa y vigente. Así fue, como en el amplio contorno de la administración, y al saberme impulsado por identificar el medio correcto pude encontrar en el diseño gráfico un pilar necesario y estratégico, facilitador de iniciativas personales y por supuesto, de actividades propias de los ambientes labores a los que he accedido. El diseño, nos integra a una dimensión gráfica poderosa, que en lo particular, me ha otorgado grandes posibilidades para darle no sólo una presentación diferente a mis ideas, sino tener un plus o valor agregado como profesional a la hora de comunicar puntos de vista y cumplir mis funciones en un cargo. Además de planear, organizar, dirigir, integrar y controlar; he comprendido que con el diseño gráfico es posible apalancar la gestión de los procesos en los ambientes laborales, generando con ello el entendimiento real y el alcance de metas comunes. De esta manera, el diseño puede ser integrado en algo mínimo como una presentación de diapositivas, o algo avanzando como un informe de gestión (agradable y comprensible); de igual forma, en una pieza promocional o en la construcción de toda una estrategia comunicacional que alimente los procesos misionales. Tal y como he nombrado este texto, la administración de empresas y el diseño son un vector alegórico, donde se aclara, se hacen manejables las situaciones y se simplifican las dificultades; donde los retos son afrontados con mayor creatividad, y donde dicha integración facilita que la complejidad de las empresas o la vida misma, sea humanizada, dinamizada mediante el diseño. No cabe duda que “somos la generación visual”, un atributo que proyecta el diseño gráfico, como alternativa para facilitar multiplicidad de aspectos, lógicamente en un punto de equilibrio entre lo que hacemos, sin perder nuestra identidad profesional de base. Por ello, me complace animarles a integrar el diseño gráfico en sus actividades profesionales, personales; seguramente que podrán personalizar y darle un toque atractivo a sus propuestas, acciones e ideas visionarias. Espero saber de ustedes y leer sus comentarios. Fuente imagen: Shutterstock
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