La publicidad es un arte y a los artistas no nos gustan las reglas. En realidad, la única regla para un creativo es no tener ninguna, es por esto que la gente nos puede identificar a kilómetros de distancia. Es bueno tener convicciones y a diferencia de otros profesionales, nosotros sí ejercemos mucho el carácter en lo que hacemos, pero así como todo en este mundo acaba, también los libertinajes creativos.
Hace poco he podido conectar dos ideas en mi cabeza, una de ellas vino de un salón de clases en la universidad y otra de mi hermano Oscar, director de arte en una conocida agencia. La primera era la pregunta de por qué existe publicidad que todos recuerdan sin saber para qué marca fue creada. La otra era sobre la diferencia entre el arte libre y la publicidad.
Como creativo tuve que entender que no soy yo quien debe hablar, sino la marca. Esto lo aprendemos equivocándonos o viendo a los mejores; y creo que a todos nos ha pasado el ocurrírsenos guiones que, creemos, podrían ganar en todos los Festivales de Cine, pero que no surgieron de un buen concepto, el cual tiene que salir de un buen insight, o sea, no una obviedad, que deberá distinguirse de una observación, que a la vez debe salir del atributo, beneficio o valor simbólico diferencial que vamos a vender.
Estoy de acuerdo con importantes directores creativos que consideran que no somos artistas mágicos que toman las ideas del aire cual pintor maníaco. Esto se trata de trabajo serio y con procesos. Alcanzar una buena idea tiene que tomarnos esfuerzo, porque si no es así, entonces hay otra mejor.
Contar historias es apasionante, pero en publicidad es necesario no apartarnos de los principios y mantener un orden, de lo contrario terminaremos haciendo disparos al aire. Así que si estás leyendo esto y crees que tienes talento para imaginarte situaciones, no comiences por el final, primero “métele cabeza” a qué decir y luego descontextualiza todo lo que quieras. Esto último, lo recuerdo bien de Julio Vivanco. Quema tus neuronas dando un buen giro creativo y llena tu historia de quiebres.
Ahora que todo está más claro en mi mente y seguro que en la tuya, es momento de crear verdadero valor para las marcas. Crear es el mejor trabajo del mundo y cuánto mejor, cuando existen procesos que te van a proporcionar calidad. Seguirás siendo el mismo creativo por fuera, ese que desea una máquina del tiempo para trastornar la sociedad, pero por dentro serás más astuto y con buen tino para pensar.
Nunca te rindas, busca las mejores piezas y analízalas bajo estos principios, te aseguro que tu proceso creativo mejorará. Vamos al siguiente nivel.
AUTOR Andrés Gonzales Palacios Medio Psicólogo y tres cuartos de Publicista. Como creativo he entendido que las mejores ideas están en el corazón del consumidor. Realmente, comprender lo que sucede dentro de él y lo que no se atreve a decir, nos lleva a la mejor parte del proceso: tener vivencias empáticas. De esto salen mis palabras, por ello, soy copywriter. Mis colores son las palabras y mis pinceles los lápices. Encuéntrame aquí: http://ow.ly/Xzcok Imagen cortesía de iStock
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