Aunque muchas personas no sienten el mínimo interés por ellos, actualmente estamos inmersos en miles de temas mercadológicos, con películas y series, espectaculares y campañas en redes sociales acerca de licencias de las dos grandes casas: Marvel y DC a las cuales, todo el mundo puede reconocer fácilmente. Desde Avengers, hasta la última y exitosa Ant Man, los superhéroes han supuesto una tendencia más rentable que muchos deportes de alto impacto o marcas – de cualquier industria- con más de 30 años en el mercado. Sin embargo, uno de los puntos a destacar de estas historias, son los elementos que sus creadores han elaborado minuciosamente para relacionarlo a la par de una gran marca. Recuerdas perfectamente los colores del logo de Batman, o reconoces a distancia el rectángulo de Superman, y estoy casi segura de que ubicas al menos a 3 X-Men, te aseguro que viste al menos un capítulo de Batman de Warner Bros, en aquellos años noventa. Pero no necesariamente debes ser un fan from hell de estas franquicias, o un ávido lector de cómics y consumidor de figuritas, esto se explica desde el punto de vista mercadológico por dos razones. La primera es que los superhéroes y toda la industria derivada, cuenta con creadores que logran colocar las historias más simples encajando en la sociedad actual, la mayoría de las veces, estas se entrelazan con personas normales dejando la posibilidad abierta de que todos podemos ser héroes, just for one day. Al interior, la mente las ve como algo más, desde el punto de vista del análisis psicológico, las historias de superhéroes funcionan como una manera más o menos didáctica o tienen un impacto directo sobre quien las recibe. De hecho, las investigaciones de esta doctrina demuestran que los procesos que convierten a los superhéroes en lo que son, se basan en procesos con los que los receptores de esas historias se pueden sentir rápidamente identificados y no precisamente por tener una baja autoestima. Las historias de superhéroes tienen elementos que hacen que la percepción de quienes las reciben se oriente hacia una visión concreta y soñadora, por ejemplo siempre son los protagonistas de historias épicas, de grandes batallas y de importantes misiones. Están llamados a ser figuras clave, TIENEN que hacer grandes cosas y se someten a grandes sacrificios por el bien de los demás. ¿Y qué tiene que ver esto con una marca y con cómo se construye el branding? Sería muy interesante explorar a fondo la relación psicológica entre esa realidad y ese mito creativo y lo que luego el consumidor percibe. Estos elementos, se podría añadir, tienen mucho que ver con lo que hace que las marcas se conviertan en lovemarks lo que hace que los consumidores se sientan muy ligados a ellas al grado de adoptarlas en su estilo de vida diario. Los receptores de estas historias reciben los mismos elementos que reciben cuando se relacionan con marcas con las que han establecido vínculos emocionales. Hay una historia fundacional, elementos que trascienden a lo que simplemente es el producto. Y los superhéroes se convierten en algo distintivo que va más allá de un simple personaje. Deadpool, Wolverine, y antihéroes famosos de la historia como Frankenstein de Mary Shelley, son grandes ejemplos de marca personal, y demuestran más claramente que si se consigue crear una identidad propia sólida resultará muy difícil que la gente olvide de qué se habla, sin importar si se es el malo del cuento. Los superhéroes tienen unos colores corporativos, unos elementos que los hacen ser lo que son y unas historias que se mantienen siempre iguales, aunque el origen es el más importante, el desarrollo de su historia lineal siempre tiene un gran peso. Los elementos que son el ‘core’ de su marca son invariables y son cuidados hasta el mínimo detalle para que los consumidores los identifiquen rápidamente. Estos elementos se mantienen de forma recurrente en todos los formatos en los que aparecen y en todas las cosas que hacen. Spiderman siempre viste de azul y rojo. Superman siempre lleva una capa y es un periodista encubierto que usa gafas en su vida diaria. Eso es lo que hace que la marca personal de los superhéroes sea tan sólida y sea tan identificable. Se ha vigilado que nada se desvirtúe y que los elementos clave sean siempre los mismos. Los superhéroes no son solo un ejemplo de cómo crear marcas personales poderosas porque hayan logrado mantenerse fieles a lo que son los elementos generales de marca. No se trata solo de una cuestión de colores, identidad visual y ‘uniforme’. Cualquiera que esté intentando crear su marca personal no podrá escoger el salvar el mundo como elemento diferenciador, pero esa no es la lección que hay que aprender de este punto sobre cómo son los superhéroes y qué los hace diferentes.
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