Las grandes y pequeñas agencias de publicidad nunca han dependido de ellas mismas, como en toda relación empresarial existen vínculos o socios que son factor a la hora de elaborar un proyecto, algunas cuentan con varios proveedores de servicios como producción de audio y video, fotografía, digital, entre otros. Agencias de mayor envergadura tienen a su disposición sus propios estudios y departamentos de producción de las piezas que van a componer sus campañas de acuerdo a su plan de medios, es decir no tienen que pagar a un tercero. Las ventajas de contar con proveedores son muchas, algunos mencionan por ejemplo que es más costoso mantener toda un área especializada que pagar a alguien por cada proyecto que vaya surgiendo, otros quizá creemos lo contrario, la comodidad de contar con las herramientas necesarias en casa te da tranquilidad e independencia a la hora de elaborar el arte. Pero hoy en día, está surgiendo un nuevo esquema en la comunicación y sobre todo en el mundo de las apps, hablamos de una generación de consumo en las agencias que se proyecta a ser tendencia; y es que con el surgimiento de aplicaciones mexicanas como Capptu o estadounidenses como Foap cualquiera puede abastecer fotografías a marcas importantes. El sistema es sencillo, una compañía (en ocasiones la agencia que lleva su cuenta) solicita misiones especificas a la comunidad de fotógrafos que van desde profesionales hasta aficionados en las cuales existen determinadas reglas y peticiones específicas, ahí comienza una batalla campal entre usuarios que buscan obtener una recompensa económica mínima de 100 dólares o en especie si su imagen es elegida por la marca. Empresas como Kelloggs, Telcel, Alamo, Kinder entre muchas otras han participado encargando a los usuarios capturar momentos que ellos puedan publicar cuando quieran en cualquier medio, el fotógrafo cede los derechos de sus fotos para uso comercial o editorial mediante un esquema que lo motiva a hacerlo, ganar-ganar, tú y la empresa obtienen lo que buscan. Pero el formato no termina ahí, este tipo de ventas en internet no es exclusivo para grandes marcas u agencias, los pequeños estudios de diseño que no cuentan con recursos para solicitar una petición a una comunidad, pero requieren trabajo de fotografía especifico, pueden ingresar al mercado de imágenes de estas apps y por 10 dólares adquirir la que necesiten del banco existente. En unos años no será de extrañarse que emerjan en el ciberespacio nuevas plataformas que promuevan los trabajos independientes en diversas áreas de la comunicación, pues no solo ayudan al departamento de arte en las agencias o editoriales de periódicos si no también promueven el consumo de las marcas, ya que en ocasiones tienes que fotografiar el producto de la empresa que pide la misión. La modalidad es tan tentadora que Ogilvy y Droga5 en Estados Unidos aparecen como agencias patrocinadoras en el sitio de Foap. Esperemos en un futuro los proveedores no tengan que cerrar sus puertas debido a este nuevo formato de trabajo independiente y empiece a extinguir la formalidad y el esfuerzo de los especialistas en esas áreas de vital importancia en publicidad y esto provoque que emigren. AUTOR Carlos Omar Romero Publicista de nacimiento y creativo por decisión, estudiante de comunicación UANL.
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