Tengo que confesarlo: muchas veces llegué a la conclusión de que no encajaba con el perfil de persona creativa. Mis ideas no eran locas ni súper novedosas, en ocasiones gustaban bastante pero jamás llegaron a volarle la cabeza a nadie. Si bien sé apelar al humor en la vida cotidiana, nunca fue mi fuerte en lo publicitario. “Diez consejos para estimular el proceso creativo”. “Cinco técnicas para desarrollar la creatividad”. “Veinticinco hábitos que tiene una persona creativa”. Y varios artículos después, yo sigo en la misma: sin encajar en el perfil de genia creativa (para el cual parece que se necesita estar rodeada de un aura mística o ser poseedora de un talento enigmático) ni cumplir con todos esos requisitos que señalan las notas que leo. Lo metódico siempre me pareció bastante alejado del plano de las ideas, así que la verdad, no creo en listas de requisitos a cumplir para ser considerado miembro de ninguna elite creativa. Tampoco creo religiosamente en todos esos consejos repetidos sobre cómo lograr que el momento místico de la inspiración finalmente llegue. Me parece que si se quiere tener éxito en el mundo publicitario (y con éxito no me refiero a ganar múltiples premios ni a obtener millones) hay que dejar de compararse de manera poco constructiva con quienes parecen ser más creativos que uno. Me resulta un asunto indispensable el respetar la individualidad propia sin aspirar a metas ajenas y sin esperar que las mismas cosas nos den los mismos resultados que a todos. Porque de otra forma, ser creativo también termina convirtiéndose en un cliché, y esa sí que es una gran contradicción. AUTOR Rosario Gonzalez Más conocida como Bleu Minette, soy redactora publicitaria, social media manager y encantadora de gatos. Creo que lo más lindo de escribir es convertirse en las palabras de quienes quieren decir algo y no saben cómo: yo decidí convertirlo en mi profesión. Si tienen ganas de leerme, escribo por aquí y por allá pero principalmente por acá:@BleuMinette Imagen cortesía de iStock
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