La televisión mexicana, lo hemos venido platicando de manera constante en esta parrilla creativa, está pasando por el peor momento de su existir. Habrá que dar un recorrido melancólico por los archivos de los comerciales de antaño que guarda Youtube para darnos cuenta que ese “qué se yo, que no sé qué” simplemente se fue. La magia que encerraba al enigmático “Club del Hogar” al día de hoy no ha podido ser superado pese a los grandes escenarios que la caja chica nos ofrece con espectaculares luces, música y parafernalia digital que sin la carnita de la creatividad no sabe a nada. Cómo no recordar a ese personaje que era “Madaleno”, el cual se atrevía a manejar una dinámica de “anti comercial”, instando a los televidentes a que no compraran tal producto, porque estaba muy caro y el efecto era todo lo contrario. Fortalecía el posicionamiento de la marca de una forma que parecía fácil y más porque era la época naciente de la televisión mexicana, donde experimentar era la fórmula. Hoy, los grandes críticos mexicanos, esos de los cuales ya he hablado, se dejaron ir prestos sobre los conductores del programa matutino HOY. No ahondaré más sobre el tema porque ya unos de nuestros chefs ha tocado el tema y de manera espectacular. Los insto a leer a La culpa no es de Legarreta, sino de quienes la ven, de Luis Felipe Cárdenas. Solo referiré que, en un país donde nos preocupamos más por tener un buen celular antes de realmente comunicarnos, de tener un auto antes de un hogar en toda la extensión de la palabra, es fácil alienarnos. Sin embargo, las televisoras no han entendido que en cuestiones publicitarias cada vez estamos más despiertos y ávidos de realizar una crítica inmediata. Por otra parte no veo a las grandes marcas aprovechar este tipo de fenómenos, son contadas las empresas que han entendido los nuevos procesos de socialización, que implican un reto a diario en un mundo donde mientras las marcas no reconozcan el idioma de los consumidores verán ponerse las cosas “color de hormiga”. La cosa es socializar.
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