La universidad es una etapa maravillosa donde tenemos la posibilidad de decidir un camino profesional con base a nuestra manera de ver el mundo y una de las tantas preguntas que se hace cualquier estudiante, al iniciar una carrera es ¿hay suficiente campo laboral? Una pregunta que define en una considerable cantidad de casos la decisión de muchos. Tengo la suerte de que al encontrarme hace unos años en la “elección de mi futuro” mis padres alentaron fuertemente lo que sea que escogiera. Cuando medité la posibilidad de estudiar publicidad de ellos emergieron frases como “eso deja mucha plata, no ve que la publicidad lo es todo”. No fue hasta años después que descubrí que esas palabras eran muy ciertas, pero la pregunta es: si la publicidad está en todo ¿por qué hay muchos buenos publicistas que no consiguen trabajo o se quedan en trabajos muy por debajo de lo que aspiraban? La respuesta se encuentra en la manera cómo ha evolucionado el mercado, en lo que ahora piden las empresas. Hace años, en cualquier carrera, el tener un título prácticamente aseguraba tu puesto en alguna empresa. Hoy la realidad es diferente. Creo que las personas que trabajan en los procesos de contratación están cansadas de ver cientos de currículos completamente iguales, donde lo más diferenciador es que algunos hablan inglés, que también ha cambiado porque ya casi todos lo hablan. En la publicidad ocurre exactamente lo mismo; se gradúan una cantidad exorbitante de personas, la mayor parte iguales, con portafolios de proyectos que hicieron en la universidad y con experiencia laboral de diferentes lugares en los que trabajaron a lo largo de la carrera y que no tienen nada que ver con publicidad, para luego encontrarlos en la calle y que textualmente digan “no, la publicidad es muy desagradecida”. Existe un nivel de conformismo frente al camino que se escogió y permaneció por supuesta pasión. La demanda de publicistas es inmensa, pero las agencias están buscando gente con visión, con proyectos enormes, personas que no solo se limitaron a cumplir los trabajos de la clase, que se demuestre en el portafolio la proactividad que muchos alardean y pocos tienen. El nuevo mercado laboral se basa en mostrar qué me hace diferente respecto a los demás publicistas que aspiran a lo mismo que yo. Si te presentas a una entrevista de trabajo con los mismos 20 o 30 con los que estudiaste o, hablando de los que ya se encuentran en el medio, con los que has trabajado ¿consideras que destacarías? La empresa no va a contratar a los que ofrecen las mismas cosas, los que se ve que no hicieron nada más allá de lo que se les pidió anteriormente. Destacará por mucho el que de manera personal buscó poder escribir para una revista sobre publicidad, el que decidió crear un canal de youtube o un blog, el que intentó o está emprendiendo, el que en su portafolio definió un estilo, su marca personal, su manera de hacer las cosas, el que viene con recomendaciones de su manera de trabajar y muchas cosas más. Una de las mejores maneras para conocer una persona es preguntarle ¿qué hace en su tiempo libre? Si la persona miente con el tiempo se notará. Dejemos de echarle la culpa al medio, la culpa es de aquel que nunca quiso dar más, que no explotó su potencial. Trabajemos en nuestro personal branding y siempre recordemos que las grandes marcas no entregarán la cantidad de dinero que invierten en publicidad a cualquiera. Trabajo sí hay, pero solo contratan a los mejores. Imagen cortesía de iStock
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