Para todos aquellos que disfrutan escribir, seguramente no siempre les es sencillo. A veces las ideas fluyen con facilidad en nuestra mente, pero en ocasiones podemos ser demasiado lentos como para plasmarlas antes de que éstas se diluyan, por lo que nos vemos en la necesidad de recomenzar una y otra vez, analizando lo que escribimos con la irritación de pensar que nuestra gran idea “ya valió”. El otro día leía un manga japonés, que trataba sobre cierto joven novelista, desesperado porque no sabía sobre qué escribir; trabajaba día y noche, pero nada era lo suficientemente bueno. Frente a su casa vivía un famoso escritor, más talentoso que él. Por lo que el chico decide visitarlo para observarlo y ver si descubre algún secreto o técnica, aunque para su sorpresa, este escritor hacía de todo, menos escribir: Jugaba videojuegos, veía la televisión y tomaba largas siestas, hasta que días después repentinamente tenía un enorme y grandioso manuscrito en sus manos. Entonces, ¿cuál era su secreto? Esperar a que lo asaltara la inspiración para escribir algo que considerara digno. Obviamente al ser nuestro trabajo, aguardar a que nos llegue la “inspiración” para escribir es impensable (aun si a muchos nos encanta perder un poco el tiempo entre idea e idea, no es lo mismo). Es por eso que, como redactores, creadores o copywriters debemos ser lo bastante inteligentes para crear textos de calidad tantas veces como sea necesario. Por lo que haciendo a un lado nuestros “deberes” la intención que tengo con este artículo es preguntarles, cuando escriben solo para ustedes mismos, ¿qué tipo de escritores son y qué opinan de su opuesto? ¿Son del tipo que debe escribir a diario y pulir sus ideas constantemente? O, ¿de los que prefieren esperar hasta que la idea llegue por su cuenta porque saben que será la mejor? A primera vista no parece tener valor el tipo de persona que solo escribe por inspiración, ya que algo realmente bueno requerirá de trabajo duro, pero… ¿por qué pensamos así? Porque verlo de otra manera significaría probablemente menospreciar nuestro propio esfuerzo; sin embargo, debemos tener en consideración que todos tenemos estilos diferentes, formas de pensar diferentes, y sin importar qué tipo de escritor seamos, ambos podemos desarrollar historias sumamente interesantes. AUTOR Miguel Kevin Soto Ávila Licenciado en Publicidad por la UNITEC, actualmente trabajo para la agencia de branding Morpho-B como editor y creador de contenido. Disfruto lo visual y lo escrito por igual, pero después de descubrir el poder que tienen las palabras para dirigir la atención del público, me di cuenta de que era algo que quería dominar. Pueden seguirme en Twitter: @tricksterkev Imagen cortesía de iStock
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