– ¿Cuánto me cuesta un videito de 3 minutitos: rodaje, animaciones, efectos especiales y eso? – 500. – ¿Tanto? Pero sí solo son 3 minutititos. Cuando tomamos la decisión de entrar a estudiar una carrera como Comunicación o Diseño Gráfico, no falta la persona que nos diga: “te vas a morir de hambre”. Y aunque lo están exagerando, sí… tienen un poco de razón. El trabajo que hacemos, suele ser poco apreciado y remunerado por la sociedad, no porque lo que hagamos no sea importante, sino porque la mayoría cree que es fácil. Conceptos como la creatividad y el arte son totalmente desconocidos para varios clientes: creen que ser creativo es algo natural, y que esto no lleva un plus esfuerzo o proceso. Y por eso consideran que no debe ser bien pagado. Muchas veces asumen que las ideas nos caen del cielo y que existe una app donde ingresas los colores, la idea y ¡voilà! Un video/diseño/campaña. No sociedad, no es así. No es sencillo. Todo producto que deba comunicar algo, y que además, tenga calidad requiere de un proceso intelectual complejo, y sobre todo, tiempo. Pero ¿cómo se lo explicamos al cliente? Una de las principales razones por la que nuestro precio puede resultar abrumador, es que otras personas lo andan regalando por ahí. Así, el mundo publicitario se convierte en un lugar cuya competencia es imposible de ganar sin sacrificar nuestro valor profesional. En la mayoría de los casos, se prefiere producir algo regular y pagar menos, a invertir más y obtener mejores productos. Por eso ¡#EducaAlCliente! Como gremio, debemos demostrar lo que realmente valemos a través de hechos y resultados. Si al cliente le gustan los números, entonces háblale con números también. Por ejemplo, explícale que un video de 3 minutos lleva 3 horas de grabación y 4 de edición, además de la desvelada que te diste por transcribir y el guión que tuviste que redactar antes. Funcionamos igual que cualquier negocio: un restaurante no solo te cobra los productos con que sirven un platillo, también va incluido en el precio: el local, la luz, personal, gas y el WiFi. Así mismo, debemos asegurar la calidad en los resultados que les demos. Vale la pena describir el proceso que tendremos que llevar a cabo y justificar el por qué y el cómo de todo lo que hacemos. No esperemos que nos paguen lo que vale si la persona no tiene idea de lo que implica nuestro trabajo. Y por último, les dejo dos situaciones en las que todos y todas nos sentiremos identificados, cortesía de #EducaAlCliente: Imagen de portada cortesía de iStock
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