De todo se dijo de los millennials, que si tienen un muy marcado comportamiento multitasking, que son nomófobos y appdictos y que su nivel de exigencia es tal que se convirtieron rápidamente en la pesadilla de todos los marketeros, sin embargo, la obsesión de los mercadólogos con esta gente va a migrar dentro de poco hacia sus hermanitos, los centennials. En mi apreciación sobre la mala fama que el marketing le regaló a la generación Y titulada “el mal de los millennials”, expongo que los pobres chicos se convirtieron en las ovejas negras del marketing –en parte- porque los millennials representan un perfil difícil de satisfacer en relación a la industria publicitaria y la mercadotecnia, pues existen diferentes conductas frente al gasto y al ahorro dentro de la misma generación y la industria los satanizó metiéndolos a todos en el mismo saco. Hola generación Z Cuando creímos que los millennials ocupaban el interés de todo el sector publicitario el término “centennial” comenzó a surgir de manera inesperada. Estos hermanitos menores de la generación Y se caracterizan por ser la primera generación nacida en la era de información, pues a diferencia de los millennials –como yo- gozan del internet doméstico y el derecho de acceso a la banda ancha, además de haber disfrutado de un smartphone entre los 9 y 10 años. En mi época no todos teníamos pc, más de una vez me tocó ir a un cibercafé a investigar e imprimir mis deberes escolares, sin contar que mi primer teléfono móvil apenas y podía ver videos. Por su parte, los centennials –que nacieron alrededor del año 1997- crecen bajo circunstancias complejas en el que las opciones para conseguir el éxito resultan más difíciles que el de los millennials, por esta razón los expertos los califican como “menos egocéntricos y más seguros de sí mismos”. Dentro del comportamiento de los pequeñines de la generación z, se hizo perceptible sus renuencias a enfrentarse a situaciones de riesgo y a estar menos preocupados por ser felices, un dato sumamente importante dentro de la industria ya que en Estados Unidos los centennials representan actualmente el 23% de la población. Niños de hoy, consumidores de mañana Los centennials al ser jovencitos de entre 0 y 19 años donde su principal pauta de consumo no incluye “lo que está a la moda” sino “lo que realmente me resulta necesario”, son altamente autocríticos de su propio entorno, mostrando una interesante preocupación por el futuro acompañada de la inquietud de estar económicamente estable –aun teniendo esa edad-. Podemos llegar a pensar que son demasiado jóvenes para tener dichas preocupaciones, pero el crecer junto a los de la generación Y les ha permitido ver –el ensayo y error que hemos cometido a lo largo de nuestras experiencias- qué cosas son buenas y qué no, ahorrándose problemas en diferentes sectores (compras, privacidad, amistades, etc). No ven mucha diferencia entre comprar online u offline, sin embargo, la seguridad que les provee una tienda física –en relación a los delitos informáticos- les llena de interés. En 3 frases
- Le dieron la vuelta a las RRSS: ellos le quitaran la corona a Facebook y se la dieran a Youtube (que usan para entretenerse, educarse, informarse, divertirse o convertirse en un artista del video), a Instagram (que les ayuda a mostrar a los demás ese lado “artístico” que poseen) y Snapchat, mensajería anónima y efímera que les va como anillo al dedo.
- Están cambiando el mundo: activistas, desarrolladores, filántropos y un sinfín de grandes emprendedores que aún no pasan los 25 años de edad, no se han visto cuarteados de llevar a delante proyectos en pro de la humanidad y el bienestar mundial.
- Serán las nuevas víctimas del marketing: No necesariamente para mal, pero aparte de ser el próximo blanco en las estrategias de venta, muchas agencias querrán creativos de dicha generación con intención de fidelizar con ellos desde su perspectiva de “no al capricho”.
Imagen cortesía de iStock
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