Las personas altamente efectivas no están condicionadas a tips o estrategias focales; son sus hábitos los que las hacen precisamente altamente efectivas, para estas personas no hay disociación entre las múltiples realidades que los seres humanos desplegamos frente a nosotros, las relaciones de cualquier tipo que nos conectan a los ambientes de nuestro contexto están indisolublemente sincronizadas y esa es una de las claves para entender cuáles son los hábitos que hacen a las personas, altamente efectivas: Lo analizan todo. Las sensaciones, percepciones, emociones y conceptos son siempre susceptibles del análisis más prolongado, por no decir objetivo, que se le pueda dar para no solo reaccionar, sino entrever, detallar, con minuciosidad lo que pudiera estar escapándose si solo se responde de inmediato; de esta forma se evita el prejuzgar y el malinterpretar las realidades y se gana asertividad y acierto en lo que se expresa cotidianamente; en cualquier ámbito. Una mente en constante movimiento permanece menos en el ocio improductivo. Actúan con velocidad. Al estar conscientes de que el tiempo no es más que una medida, se pueden establecer parámetros reales para responder, y con una mente en constante movimiento, tanto adelantarse al futuro: planificar, como retrasarse estratégicamente: justificar, no son difíciles de lograr; lo que redunda invariablemente en tener una noción clara del presente y con esto la capacidad para ser oportunos en todo momento y lugar. Una escala de valores bien definida permite determinar prioridades más coherentes con la realidad. Aclaran sus prioridades. Saber qué se quiere y qué se necesita es importante, muy importante; como también lo es saber sí se puede y en qué condiciones se podría mejor; una escala de valores que permita conocer lo pertinente, lo relevante y lo trascendente permite sustituir de la perspectiva lo urgente por lo pertinente, es decir, lo que requiere de atención en el instante, lo importante por lo relevante, para no darle más valor del que podría tener, dificultando su óptima realización y lo trascendente, que es lo primero y esencial, de lo que no podemos prescindir jamás. Saber que ocupamos un lugar en el espacio de otros y que otros ocupan un lugar en el nuestro es vital para ser efectivos. Practican la convivencia. Si las personas estuvieran en una carrera; ¿cuál sería la meta? La respuesta, en último caso, sería haber vivido y si esta es la respuesta que surge del análisis más profundo sobre el propósito de la humanidad; ¿qué sentido tiene competir? Ninguno, no hay ningún apuro por llegar al final de esta carrera; si se percibe al mundo como una prueba para la que no está preparada ninguna persona, entonces es más fácil entender que lo importante es estar presente, ser alguien para otros y que los otros importen en la misma medida. La ayuda mutua y el compartir éxitos tanto como fracasos fortalece las relaciones, pero también abre nuestra comprensión. Enriquecen criterios continuamente. La mente no es un baúl que se ha llenado para permanecer lleno por siempre; la pertenencia a un contexto con distintos ambientes y entornos permite adquirir nuevas perspectivas y heramientas que a veces resultan ser sustitutos que determinan nuevas experiencias y dan sentido a nuevas situaciones; recibir de otros y ser para otros es una de las mejores maneras de conformar asociaciones realmente dinámicas. La autoinclusión es la determinación que se tiene cuando se ha comprendido la propia responsabilidad sobre la realidad. Se incluyen. Las personas son parte sustancial de un sistema que no funcionaría igual sin la existencia de cada una de estas; la comprensión de la propia pertenencia a este sistema, que trae como consecuencia la admisión de responsabilidades dentro del sistema configura un nuevo esquema en el que lo exterior y lo interior conviven en perfecta armonía. La clave para cambiar el mundo no es contradecirlo, es mejorarlo y no se mejora lo que no se ha asumido como propio. Aman. Las personas altamente efectivas han decidido amar; así de simple. Un mundo que no les es hostil, sino necesario, es un mundo más próximo a ellos, una vida que no les es ajena, sino suya, es una vida que han aprendido a dominar y un contexto en el que son parte integral y no extraños al margen, es un mapa que han decidido aceptar recorrer, para buscar el mejoramiento de todos, el propio e individual así como el colectivo asociado. Como puede verse, no son hábitos excepcionales, sino de extraordinaria valía que solo pueden ponerse en práctica cuando se ha comprendido que la efectividad es resultado de la felicidad en gerundio. Imagen cortesía de iStock
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