Ayer viernes, como el último viernes de cada enero, se celebró en España el Día de San Publicito, Patrón de todos los publicistas a quien aclamamos éxitos constantes y clientes apacibles. En realidad, el Patrón “oficial” de la Publicidad es San Pablo, por ser uno de los apóstoles que predicó la palabra de Dios con más eficacia, al dejar atrás las armas y la lucha y convencer de la palabra divina mediante el diálogo. Esto hizo que el Día de San Pablo (25 de enero), se convirtiese así en el Día de la Publicidad. No obstante, el Convenio Colectivo Estatal Español para empresas de Publicidad dicta que esta festividad, San Pablo, debe celebrarse el último viernes de enero en el caso de no coincidir el día 25 de enero con éste último viernes del mes. Por lo que al último viernes de enero que no coincide con San Pablo, se le denomina el Día de San Publicito, que es algo diferente a San Pablo y el Día de la Publicidad. Que San Pablo y San Publicito coincidan en el mismo día (que el 25 de enero caiga en el último viernes del mes), es algo que ocurre con muy poca frecuencia, siendo la próxima vez en 2019. San Publicito es un día en el que las Agencias de Publicidad pueden disfrutar de una jornada de fiesta, que además coincide siempre con el último viernes de enero, y todo ello marcado por el convenio de la profesión. El Club de Creativos de España se ha convertido en la sede oficial del Patrón, lugar donde podrá descansar en aquellas épocas en las que no tenga que realizar ninguna visita o tour por España. Y es que San Publicito se ha convertido en toda una eminencia. Tal ha sido su triunfo y acogida por parte de los publicitarios, que el Patrón tiene hasta su propia página web: http://www.sanpublicito.com Desde ella, cualquier agencia puede solicitar la talla (la estatuilla del Santo) para que pase unos días en la Agencia, y ya son muchas las que lo han acogido y agasajado: Sra. Rushmore, Leo Burnett Madrid, DDB España, Grey Spain, Double You, Publips, Agencia Maslow, etc. Son muchas las leyendas que se cuentan sobre el origen de San Publicito: algunos cuentan que Publicito era un joven becario del departamento de cuentas quien, en su afán por ser productivo para la empresa, fue destrozado por una herramienta de gestión que para proporcionarle los datos que necesitaba le exigió, primero que sacrificará a su primer hijo, más tarde, un poco de su sangre y, por último, su vida. Publicito aceptó todas las exigencias del programa, y finalmente murió convirtiéndose en Patrón de los Publicitarios.
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