Cada vez que escuchamos frases como: “ese producto es buenísimo” “me salió muy bueno lo que compré” o “es que lo bueno vale” se nos viene a la cabeza una pregunta que a muchos mercadólogos aún nos agobia: ¿qué hace que un producto o servicio sea bueno? Décadas atrás, la orientación de las estrategias de marketing giraban en torno al comportamiento del mercado, precios de los competidores, costos de materias primas, relación con proveedores y el retorno sobre la inversión (ROI). Sin tener en cuenta la relación con el cliente, se podía percibir la relación de valor como buena, regular o mala. Hoy día, las variables a considerar no difieren de las mencionadas, pero existe una que ha dejado huella en los corazones de las personas y ha sido un denotante efectivo en el incremento de las transacciones: los aportes económicos que realizan las empresas a causas sociales. El furor del marketing social se multiplicó al inicio del siglo XXI, cuando algunas multinacionales vieron con buenos ojos donar parte de sus utilidades para ayudar a la población vulnerable. Sectores como educación, tecnología, alimentación, vivienda y manutención fueron el foco de las ayudas que poco a poco se desviaron hacia la innovación, aspecto que ha cambiado la mentalidad en la sociedad. Existe un dicho que dice: “Dale a un hombre un pez y lo alimentarás un día; enséñale a pescar y lo alimentarás toda la vida”. Con esta premisa comenzó el auge de la cooperación a proyectos pequeños para que poco a poco fueran creciendo y se convirtieran en generadores de empleo, pensando en el bienestar de la comunidad y entregando un producto de calidad. El marketing con causa es, hoy por hoy, uno de los mayores diferenciadores que las compañías prefieren mostrar. TOMS, una compañía productora de zapatos, ha generado un cambio en la estructura mercantil. Su premisa basada en regalar un par de zapatos por cada par que vendan en cualquier parte del mundo ha sido vista como algo realmente filantrópico. Con esto, su fundador Blake Mycoskie ha ayudado a un número considerable de niños en áfrica. ARGOS, líder en el sector cemento, ha cumplido el sueño de miles de sus trabajadores en México, promoviendo el ahorro programado para que en 12 meses, muchos de ellos se sintieran satisfechos al tener su casa propia. Por la misma línea, UNICEF se ha encargado de materializar los sueños de muchos niños al proveerles un hogar seguro por unos días y proporcionarles mayor felicidad al ser adoptados en un núcleo familiar. Es bien sabido que las tendencias del mercado han evolucionado y el imperativo contractual ya no se fundamenta en dinero ni recursos. Hoy, quien te brinde la mayor cantidad de tiempo al escucharte y brindarte una mano, gana puntos en la carrera de posicionarse en la mente de las personas. Si tu público objetivo comprende y percibe que les dedicas gran parte de tu tiempo como ser humano y no como robot entrenado, tus atributos de marca resaltarán por encima de sus marcas de preferencia y verán tu producto como BUENO. Es hora de hacer un test de satisfacción, y si las respuestas varían entre “ese producto es buenísimo”, “me salió muy bueno lo que compré” o “es que lo bueno vale” puedes estar tranquilo; realmente estás vendiendo un producto que sirve a muchas personas, pero a su vez, atiendes, comprendes, ofreces y evalúas lo que cada cliente/consumidor quiere encontrar. Imagen cortesía de iStock
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