Desde hace mucho tiempo el mundo de los negocios ha sido el escenario de una batalla encarnizada, hay mil productos y servicios que tratan de conseguir un lugar en la mente de los consumidores, y otros mil más que tratan de usurpar ese lugar. En medio de este caos donde las empresas intentan destacar desesperadamente, recurren a agencias creativas de publicidad, marketing, o similares, que puedan proveer y ejecutar la estrategia mágica que solucionará este problema. ¿Y qué es lo que buscan principalmente estas empresas de las agencias? Como mencioné anteriormente, creatividad. Porque sin la perspicacia necesaria, diferenciarse de otras marcas es extremadamente difícil, repentinamente uno se encuentra rodeado de estrategias recicladas que al final no llevan a nada. Además, he comenzado a considerar que aquel que busca dedicarse específicamente a este ámbito de creación, debe poner especial atención en la esencia de las ideas que crea. ¿A qué me refiero por esencia? A la personalidad del cliente y el objetivo que se quiere lograr. Existen increíbles campañas publicitarias o de marketing allá afuera con ejecuciones impresionantes, verdaderas genialidades, y todas ellas se pueden agrupar en este momento en el tiempo como parte de una “moda” o “tendencia” creativa. El problema es cuando, sin darnos cuenta, tratamos de seguir esta tendencia a ciegas, pensamos que el simple hecho de hacer algo diferente nos vuelve creativos, pero en realidad no es así. Sin hechos que respalden lo que estamos haciendo, entonces solo nos estamos dedicando a crear algo ruidoso, con muchas luces brillantes y que creemos, se ve cool en YouTube, pero cuyo resultado no transmite el verdadero mensaje y personalidad de lo que la empresa quiere comunicar. A lo que quiero llegar, es que muchas veces deberemos sacrificar nuestros egos e ideas “frescas y revolucionarias”, para crear algo que realmente ayude al cliente a lograr sus objetivos, resolviendo sus problemas de comunicación. Si creemos que tal o cual empresa no tiene nada ni remotamente interesante, que no comparte nuestra ideología y por lo tanto no queremos trabajar con ella, entonces no estamos haciendo aquello de lo que nos mofamos tanto, y eso es buscar un enfoque desconocido en las cosas para crear conceptos nuevos, alucinantes, pero sobre todo, funcionales. Digo, hay que llevar el concepto de esas aburridas marcas al límite, ¿no? Sin embargo, en la actualidad existen agencias que rechazan a los posibles clientes, que ellos consideran, no tienen esa chispa que les permite explotar el estilo de la agencia. Ahí me detengo y pienso, ¿es correcto eso? ¿Es algo que puedo considerar “admirable”? AUTOR Miguel Kevin Soto Ávila Licenciado en Publicidad por la UNITEC, actualmente trabajo para la agencia de branding Morpho-B como editor y creador de contenido. Disfruto lo visual y lo escrito por igual, pero después de descubrir el poder que tienen las palabras para dirigir la atención del público, me di cuenta de que era algo que quería dominar. Pueden seguirme en Twitter @tricksterkev
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