Cuando somos recién graduados mandamos nuestros CV a diestra y siniestra, buscamos quién nos pase contactos y casi ensayamos nuestro speech para la entrevista triunfal.
Pero la verdad es que saliendo de la escuela tenemos poco que ofrecer. Este proceso de “venta” debe empezar desde que uno está a la mitad de la carrera. Es ahí donde tenemos que definir qué nos gusta y entonces tratar de entrar a la industria, como sea.
En mi época me mandaban a la periferia en camión, para recoger artículos promocionales. Lo podía ver de dos maneras: estaba trabajando como mensajero casi gratis, o estaba conociendo la industria desde el fondo de sus entrañas.
Afortunadamente era optimista, estaba consiente de que lo que me decían en los salones de clases no tenía mucho que ver con la realidad. Aquellos libros hablaban de algunas agencias de publicidad de los años 80´s en ciudades como Nueva York o Londres. Aquí era el mundo real, mi entorno, mi realidad.
Y eso me permitió conocer desde que se concebía una idea para una promoción en tienda, cómo se diseñaba, cómo se recogía en imprenta y cómo se instalaba en el punto de venta.
Al final todo es una cadenita, pues todos los proyectos son diferentes. Y mientras más tiempo pasé de practicante, más pude aprender. Esa fue mi auténtica carta de recomendación para futuros trabajos.
Si estás a mitad de la carrera, es indispensable que busques el área que más te apasione y te involucres lo más que puedas. Esos serán tus cimientos.
Imagen cortesía de iStock
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