Todos hemos escuchado un chisme de oficina, obvio. ¿Qué tal las quejas de siempre? Entre horarios pesados, explotación laboral y cuentos chinos, se nos van las horas. O qué tal cuando estamos de un mamón que no nos calienta ni el sol, uff, esos días en los que queremos mandar todo al demonio, los días en los que cualquier vibra negativa hace que la nuestra aumente, ¡cuidado!, esa masa negra y mala onda, podría transformar tu rutina y hasta tu vida. La negatividad siempre está presente, aceptémoslo, nunca falta el compañero llorón, quejumbroso, sindicalista y hasta huevón que lo único que quiere es amarrar navajas. Y ahí estás tú, escuchando oliendo los pedos que hay, dejándote envenenar con pendejadas que arruinan tu día y te recuerdan todo lo que quieres o pretendes ignorar. ¿Se pueden alejar ya? La mala vibra, el mal de ojo, los amarres y todo lo negativo que pasa en el trabajo, es porque has dejado que te infecten con sustancias súper tóxicas. Checa cuáles son y cómo evitarlas:
- ¡Aléjate de los chismes!
Este contaminante es el número uno. No permitas que el radio-pasillo construya castillos en el aire donde tú eres prisioner@, déjalos ir, ignóralos. Cada quién sabe lo que hace y por qué.
- Cuida tu actitud
Podrás ser la salsa más picante del puesto de tacos, pero bájale dos rayitas porque una actitud diva, además de caer mal, afecta a todo tu equipo, es neta.
- Fuera pesimistas
Si eres del tipo “por qué yo”, “no lo voy a hacer”, “siempre es lo mismo”, “ni vamos a ganar”, “nunca salimos tempra”, y una larga lista de quejas y quejas y malas caras, neta qué hueva, si no te gusta lo que haces, entonces vete, la puerta es muy grande, pero tu pinche pesimismo aquí no.
- No seas envidios@
Hay que saber reconocer cuando las personas tienen talento, no es buena idea hablar mal de nadie sólo porque es más chingón que tú. No envidies lo que no tienes, ¿por qué mejor no intentas aprender?
- Sé cordial y amable
Ésta es básica. Como trates, serás tratado… y aún si no eres bien tratado, no tienes porque dejar de ser amable, que se note tu buena cuna. Tu mamá estaría muy decepcionada si supiera que eres mala persona.
- Muévete:
Si realmente estás viviendo un ambiente tóxico, es momento de moverte; busca otros aires y sé libre, deja de llorar. Todos estamos expuestos a sustancias, personas y ambientes tóxicos, lo importante es saber cuándo alejarse, tomar distancia y poner barreras para que ese mal no infecte lo que somos y lo que hacemos. Y tú, ¿eres tóxico o estás en peligro de contagiarte? Imagen cortesía de iStock
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