Hoy, 28 de diciembre, se celebra el llamado «Día de los inocentes». La realidad es que, en medios y redes sociales, resulta un recurso muy gastado publicar notas falsas. Aquellas páginas o diarios que se caracterizan por su poco profesionalismo o que por su linea editorial pueden jugar con su contenido emplean las llamadas «bromas», ofreciendo noticias inverosímiles al por mayor. Pero hablemos un poco de la festividad «original». En la Biblia, en el Nuevo Testamento, San Mateo relata cómo, cuando nació Jesús, el rey Herodes ordenó una matanza en Belén para acabar con todos los niños menores de dos años y asegurarse así de que el Mesías fuera asesinado. En la Edad Media se combinó este rito con otro más pagano conocido como la «Fiesta de los locos» celebrado en los días comprendidos entre Navidad y Año Nuevo. En Latinoamérica y España la tradición popular lo ha convertido también en un día para gastar «bromas inocentes». En los países anglosajones se celebra una fiesta similar el 1 de abril con el nombre de Fools’ Day («Día de los tontos»). Pero, ¿qué ocurre con las marcas? ¿Pueden aprovechar esta festividad? Aunque algunas caen en el cliché de la falsa información, de la broma de mal gusto, existen otras que de manera creativa arrancan una sonrisa con la primicia de entretener y no embaucar al espectador o consumidor. Lo cierto es que este día se pueden plantear contenidos alusivos con la pauta de divertir, sin distorsionar la línea visual y escrita de la marca.
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