Consideremos que es esencial tener noción de competencia; el mercado es una competencia, sus reglas no están del todo esclarecidas, pero las fundamentales, hasta dónde hemos avanzado, son bastante claras: se impone la ley de oferta y demanda; es decir, cuando hay un mayor número de competidores en el mercado, evidentemente se lucha por tener numerosos factores a favor que incidan en la decisión de compra; desde precios más bajos hasta valores agredados diferenciadores como fórmulas secretas en la receta o proceso de fabricación; repetimos: el mercado es una competencia, pero ¿son todas las competencias significantes de lucha? Con la revolución industrial y la aparición de las patentes, a la competencia se le dio tenor de lucha; pero hoy en día en los procesos industriales no se persigue la fórmula secreta de la Coca Cola, tan solo se busca tener una marca mucho más atractiva frente al público; el neuromarketing ha demostrado que las recetas secretas no son necesariamente las que ganan la cuota de mercado, sino la forma de comunicarle al público el prestigio que se tiene; así que se puede tener un producto muy inocuo, pero un mal manejo de marketing y la audiencia creerá que esa marca es tan nociva como ninguna otra. Entonces, en la competencia hay competentes y competitivos; unos, muy seguros de lo que comunican, creciendo y otros, luchando por ser los primeros en el ranking. Para ser competitivo quizás se haya escrito demasiado; pero ¿cuáles son los pasos a seguir para ser competente? ¿En qué términos asumimos la competencia? y ¿quienes son más aptos para triunfar?, aquí siguen, en siete sencillos pasos: Sea Auténtico: Sea usted mismo, irrepetible; y suena divertidamente genial, pero no es sencillo, pues requiere de incesantes esfuerzos por siempre estar consciente de dos cosas: la misión y el destino; nadie más tiene su misión y nadie más puede tener su destino, así que solo usted es dueño de sus planes y de su historia, de cómo actúa en el presente, si con violencia o con poder. Sea Capaz: Estar capacitado no es suficiente; sea capaz, es decir, siempre dispuesto a aprender, a mejorar, a fortalecerse para poder enfrentar los desafíos; requerirá de su inteligencia para poder emplear la fuerza y dominar las situaciones, también requerirá de un pensamiento altamente estratégico que le ayude a siempre mirar la solución y no solo el problema. Sea Previsivo: No basta con tener las soluciones, también es necesario contar con obstáculos insolventables, por lo que es necesario que se mire en la realidad, ¿lo que hace o deja de hacer influye en su destino? Es decir, el punto al que quiere llegar. Si de A a B no hay forma; ¿la habrá por C, por D o por cualquier otro camino? Mire en todas direcciones y tan lejos como pueda. Sea Coherente: Sus acciones describen mejor su imagen de lo que piensa; incluso sus omisiones delinean el concepto que los demás tienen de usted, por lo tanto, dedíquese a ser coherente, no es el trillado consejo de: “menos palabras y más acciones” sino el menos famoso, pero más efectivo: “haga que sus acciones hablen mejor de lo que usted lo hace”. Sea Valioso: Cultive alianzas, fructíferas; ayude a otros, con un interés superior; que los demás le perciban como alguien confiable, que otros deseen siempre tenerlo como colaborador; uno de los elementos imprescindibles en la competencia es que usted sea el líder y eso no se logra con desconfianza; gane primero lo esencial y luego disfrute el triunfo; que no es ganarle a los demás, sino a la adversidad. Sea Conviviente: Es importante considerar que hay otros por encima de usted, otros que llegaron primero, otros quizás más fuertes, a lo mejor con mejores fortalezas que las suyas; reconózcase en la situación en que está en la competencia; no intente subir la escalera por atajos, porque muy pocas veces eso funciona; la competencia no es un ranking, usted no desea llegar de primero, desea llegar íntegro. Si va de primero, no olvide que hay muchos detrás, que no siempre se gana, pero que cuando se gana, lo mejor es ayudar a ganar a otro y equiparar la competencia. Sea Renovador: Las competencias entre ganadores y perdedores terminan y ya; no hay forma de renovarse; pero en la competencia entre competentes, no hay ganadores, hay triunfadores, lo que permite siempre renovar la competencia, sumar nuevos actores, mejorar las condiciones, perfeccionar los estándares, no luchar por un ranking, sino por el prestigio de estar ahí; la intención no es pugnar, sino prevalecer, por lo que es necesario siempre repetir la dinámica y ver qué tan apto se es esta vez. Imagen cortesía de iStock
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