La semana pasada os hable de algunos trucos o consejos que creí que era conveniente recordar a la hora de enfrentarnos a una entrevista de trabajo. Hablamos también de la importancia de adaptar nuestro currículum y / o portfolio a aquella empresa y puesto al que nos presentamos. Por ello, me parece que tras los consejos sobre cómo afrontar una entrevista de trabajo, es muy importante centrarnos en las claves, tanto a perseguir como a evitar, a la hora de montar nuestro portfolio publicitario, y también de en qué consiste aquello de adaptarlo al puesto requerido. Para empezar, creo que es importante detenernos unos segundos en la definición de portfolio. Según la RAE es un “conjunto de fotografías o grabados de diferentes clases que forman un tomo o volumen encuadernable”. Quizá esta definición quede un poco obsoleta, si nos centramos en hablar de portfolios publicitarios, para mi una definición más exacta sería: “recopilación de los trabajos y proyectos que has hecho a lo largo de tu carrera (universitaria o profesional, dependiendo de la situación), principalmente aquellos que mejor representen tu forma de trabajar y tu estilo, o aquellos que mejor se adapten al estilo que demanda el cliente al que te presentes”. Por tanto, el primer punto que se deduce de lo anteriormente dicho, es adaptar tu portfolio al cliente al que vayas a ofrecer tus servicios. Claramente, hay que tener un portfolio preparado con todo aquello que mejor te represente a ti, sin importar si en él hay estilos diferentes y proyectos para clientes muy variados. Pero también es muy importante que a la hora de reunirte con el cliente o de enviarle tu portfolio, le presentes únicamente aquello que le pueda interesar y ayudar a entender por qué eres el mejor candidato para sus proyectos y qué es aquello que puedes ofrecerles que aporte valor a su compañía. Una empresa perteneciente al sector de la moda tendrá unos requerimientos diferentes a los de una empresa del sector de la alimentación, por ejemplo. Y si hablamos de agencias, igual: cada día las agencias se especializan más en su labor, por lo que una agencia creativa no requerirá lo mismo que una agencia de relaciones públicas. Además, siempre podemos informarnos sobre cuáles son sus clientes para saber cuáles de nuestros proyectos pueden interesarles más, e incluso sino tenemos ninguno que se adapte a su tipo de clientes, podemos hacer alguna propuesta ficticia a marcas que nos encajen (lo que, al menos en España, recibe el nombre de truchos), para poder darles una idea de lo que podemos ofrecerles. Piensa que la persona que lo reciba, probablemente tendrá que ver muchos otros portfolios, por lo que cuanto más le facilites su trabajo, más posibilidades tendrás de que no lo descarte al primer vistazo: aquello que no le pueda interesar o mostrar algo de ti que deba saber, ha de quedar fuera del portfolio que le presentes. Y ya que en el punto anterior hemos mencionado los truchos, la siguiente clave a la hora de organizar nuestro portfolio será dile sí a los truchos: cuando acabas de estudiar, probablemente la mayoría de tus trabajos hayan sido realizados para asignaturas de la universidad, en las que puedes haber trabajado con marcas reales, pero no para ellas, simplemente como ejercicio. Quizá también seas de los que se les ocurre una idea para una marca y necesitan materializarla, aunque nunca se llegue ni siquiera a hacer llegar a ese cliente para el que tanto nos gustaría trabajar o que tanto nos ha inspirado. Mi recomendación es que si el resultado es bueno, lo incluyas en tu portfolio. No importa que no haya sido una acción real desarrollada por la compañía, siempre que quede claro que no lo es. Incluir este tipo de proyectos te permitirá mostrar de qué eres capaz. Hablemos de soportes, ¿en papel u online?: en los tiempos que corren online siempre es mas fácil, ya que enviar un solo link y no un PDF que pese demasiado o en el que para evitar esto tengas que escatimar en el número de ejemplos, siempre es más sencillo y agradable para el que lo recibe, que probablemente no quiera almacenar en su ordenador todos los portfolios que le llegan día a día, si no que preferirá poder verlo en una página web. Esto no quiere decir que en tu portfolio online no se puedan incluir algunos documentos PDF de tus proyectos, de hecho, creo que es necesario, ya que de esta manera facilitas a quien pueda estar interesado verlo con mayor detalle y calidad. Si finalmente decides hacer tu portfolio de manera física, haz algo diferenciador. De nada sirve tener tus trabajos simplemente impresos y encuadernados, de hecho esto parece algo anticuado actualmente (además de dificultar su futura actualización). Haz algo que represente quién eres y todo tu potencial, algo que amenice el visionado de tu trabajo y que sorprenda a quien lo reciba. Otro día hablaremos de este tema ilustrándolo con ejemplos muy buenos que circulan en la red, pero eso será otro día. ¿Calidad o cantidad? A poder ser, calidad y cantidad, pero si tenemos que elegir, siempre calidad. Se aconseja una media de 20 trabajos en el caso de los portfolios físicos y 30 en el caso de los online. No obstante, no hay ninguna regla que establezca lo anteriormente dicho, por lo que es preferible que en lugar de obsesionarte con el número de proyectos a mostrar, te centres en ofrecer aquellos de los que realmente te sientas orgulloso. Si de todas formas crees que tu portfolio es demasiado escueto, recuerda que los truchos están ahí para ayudarnos. Incluye trabajos ficticios, ni siquiera es necesario seleccionar una determinada marca (ya que a veces esto puede complicarnos la existencia), pero podemos, por ejemplo, diseñar portadas para libros o CD’s, packagings de diferentes productos, carteles de cualquier evento que te guste o que tú mismo te inventes… Como ves las posibilidades son infinitas, solo es cuestión de echarle creatividad y tiempo. Establece el contexto en el que se desarrolló cada uno de tus proyectos. Debes demostrar que eres capaz de interpretar las peticiones del cliente, los objetivos a alcanzar, y que las acciones que has planteado se adecuen a todo esto. Para ello, ¿qué mejor manera que explicar cuál era el problema o necesidad y de qué manera lo has resuelto? ar nuestro curr de ahcer que. Soambi debemos perolio publicitario. de trabajo, es my importnte tar nuestro curr de ahcer que. So No incluyas únicamente JPG’s o PNG’s de tus trabajos. A poder ser, una vez finalizados fotografíalos en aquel soporte para el que fueron diseñados: si era un cartel, asegúrate de ir a algún punto donde lo vayan a colocar para fotografiarlo, si son unas tarjetas de visita pídele a tu cliente que te haga llegar una cuando se las entreguen en la imprenta (si es posible dos, ya que así puedes mostrar en una sola fotografía ambas caras), etc. Siempre es más atractivo ver el producto real, llevado al mercado, que ofrecer únicamente lo que tú ves en el ordenador una vez finalizado. De todas formas, y como hemos mencionado anteriormente, siempre puedes (y yo creo que debes) incluir un PDF de alguno de tus trabajos, ya que así el cliente puede ver todos los detalles con nitidez, y como te he dicho, eso siempre es agradable. Categoriza tus proyectos por apartados. Será mucho más sencillo para quien lo reciba poder ver tus trabajos por categorías y le facilitará la tarea de ver aquello que más interese para su empresa. Puedes incluir apartados como fotografía, ilustración, diseño gráfico, vídeo… , ya que asOtro dice algo anticu, llevado al mercado, que ofrecer le viimprenta (a poder ser dos, ya que asOtro dice algo anticu En un mercado tan globalizado como lo es el publicitario, es recomendable mostrar tu portfolio, al menos, en castellano y en inglés. De esta manera también expandirás el grupo de posibles puestos de trabajo y, además, te ofrecerá la posibilidad de demostrar tu dominio de otros idiomas. Actualizarse o morir: de nada sirve crear tu portfolio un día y no volver a actualizarlo jamás. Con cada nuevo proyecto evolucionas y mejoras, y es importante que muestres tu progresión, incluso que vayas eliminando aquellos trabajos de los que ya no te sientas tan orgulloso por tu evolución. Además, creo que mostrar el proceso de algunos trabajos es algo muy atractivo. Cuando una pieza nos gusta, es probable que también nos intrigue saber cómo se ha llegado a ese proyecto final que tanto nos ha gustado, por lo que aquella persona que nos lo muestre nos resultará más interesante y agradable que aquella que no lo haga.
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