Tal vez esta sea la columna más informal que he hecho tras ya 2 años de colaborar en este hermoso medio, esta vez sólo quiero platicarles algo que pasó por mi cabeza. Pero es que resulta que iba yo muy feliz escuchando algo de The Kooks y al llegar a mi oficina, prender la pc, lavar mi taza y servirme un rico y caliente café, comencé a pensar en algo bastante chistoso, debido al gran auge por el home office y las nuevas tendencias pensadas para millennials. ¿Te gusta trabajar en una oficina? ¿Te gusta ser Godínez? ¿Te gusta ir a comer titánicamente en una hora? ¿Fumarte un cigarrito para que se “baje” el estrés? Si respondiste a una o más preguntas positivamente, bienvenido a mi mundo. Siempre he pensado que la constancia y compromiso, son la base de la buena suerte. Puedes ser la persona más incongruente, si hablamos de no tener el hábito de levantarte temprano a correr, o romper la dieta apenas la comienzas – y en lunes- pero en verdad, existimos algunos seres humanos a los que sí nos gustan las rutinas, nos encanta mantenernos en un espacio con entes extraños y reciclando virus en una oficina por más de 8 horas. Y no hay nada malo en eso. Para que una empresa alcance sus objetivos, la línea subsecuente de colaboradores debe estar perfectamente alineada a sus objetivos y por supuesto a la medición de resultados. Este tipo de beneficios son más altos si se cuenta con un espacio dedicado a la práctica de los mismos, y no lo digo yo, es un concepto que se viene manejando en Recursos Humanos, por muchos, muchos años. Lo que quiere decir que, a pesar de que la tecnología nos absorbe y ahora forma parte tan importante de nuestra vida como utilizar calzones, comprar papel de baño o rascarse la nariz, algunas personas sólo encontramos en el recinto oficinesco, ese espacio zen en donde sí podemos ser cien por ciento productivos. Tuve la oportunidad de trabajar por algunos meses de manera freelance, y puedo asegurar que nunca me sentí más intranquila en mi vida. No sé si por la presión psicológica o el tipo de ‘líder’ al que debía responder, o porque simplemente la línea de respeto por mis propios horarios –en los que les venía manejando la pijama a las 4 pm- no me era conveniente ni aliciente. Aunque algunas personas manejan perfecto sus proyectos de manera freelance, es posible que un cierto número preferimos trabajar enfocados 8 horas en un lugar específico. Yo nunca más gasto mi tiempo. Estar la jornada que sea en un trabajo, me permite despejarme de los ruidos del hogar, preocupaciones y proyectos inconclusos, y ahora las mamilas de mi bebé, el explorar más allá de las actividades que se realizan y por supuesto, conseguir un crecimiento funcional de mi especialidad es algo que me alienta. Si procrastinas, entonces ya no vale amar a tu Godín interior. El tiempo que pasamos en el trabajo, debe ir más allá que sólo estar abriendo Facebook cada 3 minutos para checar si fulanito ya puso otra frase de Arjona, o si tu amiga la que hace uñas ya le hizo a otra un diseño di-vi-no. Las redes sociales en el trabajo no son un enemigo, pero tampoco te mantendrán informado, concentrado o interesado en temas de valor profesional y a esto, hay mucho jugo que sacarle. Es por eso, mis queridos lectores, que sólo quiero compartir con ustedes el decir que, realmente me encanta el ambiente Godín, aunque tal vez no haya explorado mucho más tiempo o de diferente manera el tema freelance, seguro que a más de uno de ustedes les gusta. ¿A ustedes les gusta este tipo de trabajo? ¿Quiénes de ustedes se manejan de mejor manera en la freelanceada? Imagen cortesía de iStock
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