Todos soñamos aunque a la mañana siguiente no lo recordemos. Y todos sabemos por igual que los sueños son sólo sueños y su afección a nuestro mundo consciente es igual de casual que acertar el horóscopo o la lotería. Es una cuestión de probabilidades. Pero más allá de la teoría, controvertida sin duda sobre el mundo de los sueños, está la práctica, la de tocar de pies a tierra. Porque muchos soñamos despiertos en un intento de convertir en realidad algo que nuestro consciente nos muestra como posible o deseable en un entorno caótico y anárquico como es el de muchas empresas. Las empresas viven de lo que muestran que les gustaría ser y mueren por no ser nada de lo que muestran. Porque el mundo no se mueve por la verdad sino por las percepciones, por eso hay divergencias personales que escalan al profesional, a la empresa y de ahí, salen al mundo a través del mercado. Cada profesional es la viva imagen de su persona. Uno podrá maquillar la transmisión de su ser al exterior enfundado en su traje profesional pero en un tiempo no muy alejado del primer impacto, su verdadero ser aparecerá y todos sabremos qué pie calza. Esta norma nace de una estadística fiel vivida por muchos de nosotros pero como en toda estadística, nos vienen con el paquete las desviaciones que la confirman y la refuerzan. Porque sí, queda un espectro de profesionales que se aleja de los profesionales espectro. Los primeros refuerzan día a día con evolución y búsqueda de la excelencia, una posición en su empresa y un reconocimiento en su mercado. Los segundos, buscan flotar entre los primeros a la caza de negocio con la esperanza de mantener ocultas sus artes oscuras el mayor tiempo posible. Y los primeros tienen, además, una lista, una recopilación de deseos soñados de despierto para convertir su dinámica diaria en un vergel de desarrollo. Todos tendréis la vuestra, yo por mi parte os cuento mi media docena y las coincidencias que haya con la vuestra, bienvenidas serán: 1.- DESEO PODER HACER. Ser contratado por competencias es el sueño de cualquier profesional que se precie. Ser controlado y dirigido por tu jefe hacia sus designios una vez contratado es la pesadilla de ese mismo profesional. Quiero poder hacer, quiero poder expresarme profesionalmente sobre mis capacidades y talentos y quiero responsabilizarme de las consecuencias de mis acciones porque para eso fui elegido. 2.- DESEO DEJAR HACER. Porque trabajar por competencias te pone en valor y tu rol es respetado por quien trabaja contigo. Adquirir conciencia de la relación profesional que emana de las personas con capacidades demostrables y demostradas es la antesala del éxito. «Trabajar para» o «trabajar con», dos conceptos que nada tienen que ver. Quiero dejar hacer para poder hacer yo. 3.- DESEO CALIDAD, NO CANTIDAD. Ningún profesional cualificado piensa que trabajar más es trabajar mejor. Es una cuestión de sentido común y el británico Cyril Northcote Parkinson en 1957 nos lo dejó claro en su Ley donde afirma que «el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine». Para ser productivo hay que acotar el tiempo para dotar a nuestra labor de dirección, sentido y horizonte. 4.- DESEO SER CREATIVO. La creatividad debe asumirse como irrenunciable en una empresa y a cualquier nivel porque es fuente de acción. El cambio asusta y la creatividad es uno de sus catalizadores pero el cambio nos hará mejores y diferentes de quienes consideramos competidores, sean internos o externos. No quiero sesgo de creatividad, quiero tarifa plana de por vida. 5.- DESEO APRENDER. Porque es la base de la existencia. Porque formarme es un aliciente para aprender más al día siguiente. Porque sólo siendo hoy mejor de lo que yo mismo era ayer, podré enfocar el mañana con garantía y convertirlo en un nuevo hoy. Porque aprendiendo, aporto y hago crecer a la empresa alimentando el negocio. Porque para ser, hay que saber. 6.- DESEO SER SOCIAL. Tal cual como suena. Siendo persona siento que el resto de gente con problemas de igualdad, riesgo de exclusión social o con algún tipo de discapacidad se merece, como poco, lo que tengo la suerte de tener yo. Porque la empresa es un motor social que nos permite generar recursos para personas en desventaja. Y ese es mi gran deseo. Una lista, un checklist, media docena de deseos soñados. Llamémosle como queramos son ilusiones que muchos deseamos ver cumplidas en nuestra empresa y que por una u otra razón no tenemos. Las estrategias son decisiones meditadas encaminadas a un fin determinado. Mi media docena de sueños forman parte de una estrategia de desarrollo de un modelo sedimentado en las emociones, la creatividad, el liderazgo natural, el trabajo en equipo, la gestión por competencias, el desarrollo de políticas sociales y el gusto y cariño por lo digital. Cada empresa tiene su espectro de acción y cada empresario, su forma de percibir la realidad de las cosas. Pero si algo tiene peso en la balanza de las verdades universales, es que soñar es gratis e intentar cumplir esos sueños, no es pagado. Por regla general, las personas confundimos ilusión con expectativas, por eso sufrimos tanto ante la frustración de lo no conseguido. De ahí que los sueños debamos tomarlos con mucha ilusión y bregar por traducirlos en mejora de empresa, de esa empresa que tanto necesita nuestra media docena de sueños para ser una empresa diferente. Y por cierto, hablando del espectro de profesionales nos habíamos olvidado de los profesionales espectro. Reconocerlos es muy simple. Si les das tu lista de media docena de deseos los convertirán en ceniza a la mínima que te despistes porque ellos no sueñan, ellos viven sin sueños porque sus objetivos no son estratégicos, son viscerales y objetivados exclusivamente en pasar un día y otro al lado de los demás a la caza y captura de lo ajeno. Pero esa, es materia para otra ocasión.
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