Esta oración me recuerda aquellas épocas doradas en los que todos queremos conquistar el mundo con nuestra propia agencia de marketing. Para nadie es un secreto que el mercadeo es el corazón de las empresas. Toda actividad que tenga que ver con VENTAS será muy bien remunerada y pasarás por varios trabajos interesantes a lo largo de tu vida (¡que maravilloso sería ese supuesto!). En una investigación realizada en Colombia, Uruguay y Argentina, el 56% de los estudiantes de marketing NO RESPONDIERON a ciencia cierta la razón por la cual estudian esa carrera. Es más; desconocen la existencia de programas de complementación que sus mismas universidades tienen con empresas para empezar la etapa productiva en el transcurso de su ciclo académico. En pleno siglo XXI esto debería saberse incluso antes de terminar el bachillerato. Cuando entramos a la universidad tenemos muchas ideas “locas” y revolucionarias en la cabeza: queremos ser jefes de marca en grandes multinacionales para replantear su estrategia corporativa y así poder cambiar su rumbo. También deseamos cooperar con organizaciones no gubernamentales en la búsqueda de relaciones públicas para que su causa se sepa en cada esquina del globo. Por esa misma vía, deseamos algo que la mayoría de jóvenes y actuales “millennials” sueña: SER TOTALMENTE INDEPENDIENTES EN TÉRMINOS FNANCIEROS. Al menos el 90% de los que pertenecemos al maravilloso y excitante mundo del marketing hemos pensado en alguno de esos puntos una vez en nuestras vidas. Algunos lo hemos intentado una y otra vez, A veces con obstáculos que nublan nuestra visión a largo plazo y por falta de esmero y dedicación botamos el trabajo deseado y conseguimos un “puesto” para no salir de nuestra zona de confort. Otros son tan arriesgados que salen a las calles de Manhattan, Buenos Aires, Bogotá, New York y Sídney para vociferar que han creado una compañía capaz de brindar la solución que tu empresa necesita. Muy bello e inspirador hasta el momento, pero… oh sorpresa!! Llega el día de nuestro grado y continuamos sin pertenecer a una multinacional; no podemos generar un acercamiento con al menos una ONG regional y es muy engorroso montar un negocio propio. Entonces se toma la vía fácil y de más espera: la búsqueda de un empleo que se amolde a nuestras necesidades y nos ayude a crecer profesionalmente para cumplir nuestras metas aspiracionales en al menos una década. De esta manera muchos creen que lo mejor es esperar ese cheque al final del mes, sin tener que facturar una nómina. La espera puede ser eterna si aún en el año 2015 no tienes un horizonte claro sobre lo que te depara el mundo corporativo. Arriesgarse y romper esquemas tradicionales no es tan difícil. Basta con hacer una clara lectura del mercado para ofrecer lo que más te gusta hacer, con una metodología original y una calidez tal que te sientas como en familia estando al frente de tus clientes. No hay límites en nuestras vidas; sólo la mente se encarga de recrear ventajas comparativas desfavorables para generar incertidumbre ante algo nuevo que vayamos a emprender. Si existiera una fórmula mágica para vencer el miedo, apuesto a que la mayoría de los marketeros seríamos independientes, felices y dichosos haciendo lo que nos apasiona, y no en un escritorio con ideas frustradas y por necesidad inmediata. AUTOR Carlos Espinosa Valencia Mercadólogo de profesión, pero aventurero por convicción. Amante de brindar momentos de verdad a mis clientes. Fanático en transformar transacciones comerciales en experiencias memorables. Defensor acérrimo de una conducta ética, moral y transparente en la identificación de soluciones a las necesidades del público objetivo. Conferencista y Couch de marketing estratégico a PYMES. Sígueme en redes sociales: Facebook: Carlos Espinosa Valencia. Instagram: carlos.espinosavalencia Ttwitter:@caespinosa26 Imagen cortesía de iStock
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