Si te encuentras estudiando actualmente la universidad (publicidad o marketing) seguramente habrás escuchado a alguno de tus compañeros decir algo acerca de abrir su propia agencia. Quizá tú también lo has pensado en algún momento, lo cual no está para nada mal. Es excitante siempre mantener ese ímpetu emprendedor y tener ganas de crecer en el ámbito profesional ¡Y qué mejor que fundar tu propia agencia! Grande o chica, no importa. Con el tiempo aprenderás demasiado sobre cómo lidiar con todo tipo de clientes (regateros, déspotas, los que querían el trabajo para ayer, etc.) Hasta aquí todo bien. El problema comienza cuando se presenta la falta de ética, profesionalismo y administración por parte de aquellas personas que ‘dirigen’ (o pretenden dirigir) la agencia. Lo cual tiene como consecuencia que la empresa se disipe en menos de lo que canta un gallo. A esas les llamo “Agencias Fantasma” Las agencias fantasmas son aquellas que:
- No tienen oficina establecida y todo lo hacen desde casa.
- No están registradas ante el SAT (o algún otro organismo).
- Consiguen algunos clientes pequeños, les cobran una miseria y por diversas problemáticas terminan por desaparecer en unos meses.
Es extraordinario el esfuerzo de grandes compañías que han empezado de esta manera. De hecho, Apple inició en el garaje de la casa de Steve Jobs. Es completamente válido y alentador que los jóvenes emprendan sus agencias y corran riesgos; en el ámbito publicitario hay un talento y un potencial enorme. Pero existen ciertos aspectos que se deben tomar en consideración para que la agencia no desaparezca en unos cuantos meses, ya que esto puede afectar a los clientes y ‘manchar’ nuestra reputación como profesionistas. A manera de contexto, el INEGI señala que “36 de cada 100 empresas desaparecen en el primer año” y las agencias de publicidad no son la excepción. ¿A qué se debe? A pesar de que existe un talento enorme en México y Latinoamérica para hacer publicidad, ciertamente hacen falta más jóvenes emprendedores con visión empresarial. No se trata únicamente de ser un genio en lo que haces o el más creativo, sino de saber dirigir y administrar tu propia empresa y liderar un equipo de trabajo. Para erradicar el fenómeno de la agencia fantasma se debe tomar en cuenta la importancia de contar con un equipo de trabajo que se complemente de manera sinérgica y que establezca un gran compromiso para sacar adelante el proyecto. Cada uno de los integrantes debe especializarse en una actividad determinada: el experto en social media, el diseñador, finanzas, creativos, cuentas, etc. A menudo esta parte se deja muy a la ligera y la agencia se llena de “todólogos”. Lo cierto es que no todas las agencias empiezan con grandes departamentos especializados en cada área, por ello es fundamental decidir desde el inicio qué servicios se van a ofrecer y cuáles no. Recordemos que “el que mucho abarca poco aprieta”. Si emprendiste o estás por emprender tu propia agencia ¿Cuáles han sido los retos más complejos que se han presentado en el proceso? Cuéntanos en la caja de comentarios. Imagen cortesía de iStock
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