Y de repente, los agentes de esa marca de seguros son tus aliados, dan todo por ti, lloran contigo, casi casi se quitan su camisa para dártela. Tengo que admitir que cuando vi el comercial por primera vez, me impactó y quise ir a comprar un seguro de cualquier cosa. Quizás no fui el único. Y casualmente en los últimos meses la tendencia de quejas contra esta marca en las redes sociales ha ido en incremento, ¿de repente dieron un mal servicio? Quejas como: “llevo un mes sin auto”, “no me cumplieron el pago del hospital”, “no pagaron un seguro de vida”, etc. son cada vez más frecuentes. Hay gente indignada, enardecida, decepcionada. Y es que si les comunicas que los amas y que harás todo por ellos, es incongruente que al final les cierres la puerta cuando más esperaban de ti. Entiendo perfectamente que debe haber cláusulas y reglas, que no es una cartera abierta, pero ahí falla mucho el agente, que con tal de vender, se brinca información relevante. A mí me parece que ahí está la clave. Es como llevar el auto a mantenimiento, descubrir que no le hicieron nada y que nos recalquen: es tu culpa por no haber supervisado lo que le hacían. Ok sí, quizás sí, pero ¿dónde queda la confianza que le tengo a la marca? Eso debería ser lo valioso. ¿Se acuerdan cuando salió la señalización de Precio Bajo en algunos productos de súper mercado? Hoy tenemos tapizados los anaqueles. Ya no nos deslumbran, no les creemos. Si vamos a comunicar un gran beneficio, debemos estar seguros que realmente es algo tangible, porque de lo contrario puede ser contraproducente. Se hace mucho ruido y se crean grandes expectativas, como le pasó a esa marca de seguros. Como dicen por ahí, a veces calladitos, nos vemos más bonitos. Imagen cortesía de iStock
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