Desde que Tom Peters publicara en la revista Fast su artículo titulado: “The brand called you” el concepto de marca personal ha penetrado a una velocidad sin precedentes, las mentes de muchísimas personas, generando nuevos modelos de marketing, basados en el ego. Con la dinamización de las comunicaciones, a través de los nuevos medios, al alcance de cualquiera y con una capacidad impresionante de proyectarnos más allá de los límites de lo inimaginable, el término “marca personal” no solo es el más consumido por los profesionales del siglo XXI, sino uno de los de más alto valor para los nuevos modelos de negocio, pues permiten a quien puede y sabe cómo diferenciarse, acceder a fuentes de riqueza en todo sentido, tanto financiera como intelectual, haciéndonos cada vez más competitivos y construyendo un entramado de oficios y profesiones cada vez más especializadas. Dan Schawbel ha sido uno de los promotores más fervientes del término “marca personal” en el ámbito digital, “YO 2.0” es su manual más completo para guiar a quienes desean potenciar sus habilidades personales en el mundo de las redes, dando numerosas y a veces útiles sugerencias que nos permitirán manejar nuestro espacio social con la intención de sacarle provecho profesional; sin embargo, la óptica que se tiene de las personas, cuando las convertimos en marcas, comienza a parecer fría y distante, casi robótica, mostrando solo lo conveniente, lo que tiene “coherencia” con lo que queremos parecer ante un número ilimitado de aliados, pero muy reducido de amigos. El término marca, ligado a la persona, puede resultar odioso si se trata de convertir a alguien en un objeto de consumo; el origen de las marcas es claro, son signos que permiten reconocer una propiedad, el origen, incluso etimológico de la palabra brand, del inglés, proveniente del antiguo nórdico y alude al grabado sobre el ganado; entre las acepciones que tiene el término en el Diccionario de la Real Academia Española está el de ser una medida, como en el deporte, por ejemplo, en el que hay marcas superadas y superables; pero no hay una que pueda encajar concretamente en la transformación del individuo en objeto de uso o consumo. Para el doctor Roberto de Vries, venezolano experto en imagen y poder, quien por años ha profundizado en estudios sobre la personalidad desde una perspectiva psicológica y emocional y quien ha diferenciado una variedad de modelos de imagen y discursos que permiten acrecentar el poder mental para tener “poder” sobre el entorno, es decir, lograr el éxito, todas las personas somos personalidades, tan complejas como nos hacen las circunstancias en las que nos desarrollamos, que de acuerdo a nuestros conceptos y percepciones de la realidad, también vamos a construir personajes; sí, como si se tratara de tramas teatrales o novelas muy bien contadas, casi todos nosotros producimos para interactuar con el mundo que nos envuelve, personajes que se sostienen sobre tres principios fundamentales: historia, tema y dilema. Estos elementos, serían, en todo caso, bien complementados y gestionados eficazmente los que le permitirían al personaje, batir una marca, es decir, tener éxito o dejar una marca, un legado para el futuro; pero no ser una marca; no convertirse en una marca; ser sí una persona, que produce marcas, que marca un hito, que bate nuevas marcas; como lo ha venido haciendo la humanidad desde siempre; pues hay que recordar que los primeros oficios y productos estuvieron ligados a sus creadores así como las creaciones intelectuales y artísticas, no pueden separarse del nombre del personaje; a nadie puede olvidársele que Material Girl es uno de los primeros éxitos de Madonna, y que ayudaron a Madonna a construir su fama mundial, pero tampoco puede olvidársele a alguien la polémica desatada en torno a los dilemas de Madonna, todo un personaje encantador, con sus temas muy claros, una historia pública que nos permite evidenciar su evolución, desde aquella chica veinteañera hasta lo que hoy es; es ese el punto de esta nota: ninguna persona que quiera emprender un negocio desde sus habilidades personales, puede esquivar su naturaleza humana, los personajes “perfectos” carecen de coherencia con la vida real, no son atractivos, no logran conectar con las audiencias, porque no se identifican, la mayoría de los gurúes del término “marca personal” sugieren la proyección conveniente de lo que se quiere parecer, limitan a las personas a ser en los medios políticamente correctos, expresando solo una arista, que quizás sea ficción; hay más de nosotros, mucho más que no se puede “controlar” aunque si conocer, y se va a colar, va a decir lo que somos y puede influir en la percepción de otros sobre quiénes somos. Imagen cortesía de iStock
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