Existen varias reglas en el mundo del BTL y el event marketing. Algunas de ellas se aprenden sobre la marcha y con la experiencia (jamás en la cátedra), mientras que otras son más de sentido común. Todas ellas nos ayudan a encontrar un solo propósito, la perfección en nuestra labor. Pues ella, nos dirige a la excelencia en la ejecución, con lo cual aumenta nuestra posibilidad de laborar de nuevo con nuestros clientes. Pero, ¡Ah…! Esos detalles. Sin importar los años de experiencia, las credenciales, la habilidad de nuestro equipo, siempre hay un detalle que podría mejorar (o empeorar) la experiencia con el cliente. Que si la alfombra está arrugada o no empata con el color mostrado en el visual; que si el back no tiene los colores adecuados; que si el logo no respeta la guía de estilo; que si las luces no dan el amperaje adecuado; cuando el venue se veía más grande en las fotos; los meseros no traen corbata; las edecanes están muy flacas; hay demasiado personal en piso; el invitado especial no llega… Si algo hemos aprendido en este negocio es que todo puede pasar, aún cuando creamos que tenemos el dominio de lo que nos rodea – de hecho, es justo en esos momentos cuando el castillo de cristal está por caer –. Por ello, enumero a continuación una serie de consejos para que esté bien alerta y no se le escape hasta el más mínimo detalle
- Cuide las promesas
Es normal que, cuando queremos cerrar un venta, prometamos el cielo, la luna y las estrellas al cliente. “Claro, para eso tenemos a un equipo de profesionales, para cumplirle sus caprichos al cliente, sin importar qué”, pensarán algunos. Pero ahí en donde comienza el desastre. Como bien dicen los abogados, no podemos comprometernos a lo imposible. Y, aunque a veces lo hagamos, es preferible ofrecerlo como un extra incidental y no como una obligación bajo contrato. Tenemos que ser impecables con nuestra promesas.
- Arme bien a su equipo
Usted es el responsable de que el evento corra a la perfección o que la demostración impacte a millones de personas. Para ello, debe rodearse de profesionales que sepan lo que hacen, que amen su trabajo y que conozcan los riesgos de esta profesión (trabajo bajo presión, trabajo bajo presión, trabajo bajo mucha presión).
- Planeación, planeación, planeación y más planeación.
«Vístanme despacio, que tengo prisa». Lo mismo aplica cuando algo “urge”. Al fin y al cabo, todo urge, llámese presupuesto, artes, diseño, rendes, copys, textos, imágenes, montaje, invitaciones, etcétera. Para ello, agende bien sus citas, organice reuniones con su equipo y concéntrese en que éstas sumen al proyecto y no sean juntas que sólo comen tiempo y terminan por desmotivar al personal.
- Control de estrés/ daños
Díganme un evento “perfecto” y yo le diré que no fue así. No existe tal cosa. Sólo existe la ilusión de la perfección, pues detrás de bambalinas siempre hay un staff que está al pendiente de todo, con tal de que las personas del otro lado de la cortina no se den cuenta del caos que ocurre. Usted, como el director de orquesta, debe poner orden, ritmo y ayudar a encontrar soluciones. Ya habrá tiempo después para ajustar cuentas. La prioridad es cumplir con el cliente. Podría escribir diez o más puntos, pero el espacio es limitado. Y seguramente a usted se le ocurrirán mil y un consejos más y mejores para tener mayor control de calidad y una mejor ejecución y cuidado. Pero no pierda oportunidad alguna para mejorar en el control de esos detalles que a veces lo son todo. Hace varias décadas existía un copy que decía; “Entre el zapato y el pantalón existe un detalle de distinción”, y es verdad; mientras mas cuidado pongamos a nuestro trabajo mejores serán los resultados. Imagen cortesía de iStock
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