“Quedé destrozado”, “No esperaba que reaccione de esa forma”, “Me dejó paralizada, sin posibilidad de decir nada”, son algunas de las frases que solemos escuchar o nuestros propios sentimientos y emociones cuando recibimos críticas despiadadas de otras personas hacia nosotros. Dicen que la crítica es como las narices: todos tenemos una, y generalmente nos resulta mucho más sencillo erigirnos en reyes y jueces de los demás, que de nuestros propios comportamientos y acciones. Este artículo te brindará tres formas claves para que, de ahora en más si lo deseas, puedas convertir tu tendencia a la crítica hacia los demás en algo constructivo. Se trata del feedback, es decir, la retroalimentación que establece las bases relacionales con los demás. Estos procesos, que podemos llamar de “comunicación consciente”, apuntan a tomar en cuenta todos los aspectos relacionales de los seres humanos, donde lo mejor sería centrarnos en la posibilidad de construir en lugar de destruir. Eso sería lo ideal, aunque, como sabemos, en un mundo con una fuerte polaridad negativa, muchas veces deberemos hacer un gran esfuerzo racional para enfocarnos en los aspectos positivos más allá que estemos de acuerdo o no en el tema en cuestión. “Aduéñate de la comunicación” es la primera forma de este esquema de procesamiento de la comunicación consciente. Se trata, ni más ni menos, de la reformulación casi científica del popular dicho “No lo tomes como personal, pero…” que, como observarán, conlleva una trampa. La trampa es la palabra “pero” que anula todo lo demás. Tanto en este ejemplo, como en la vida cotidiana, cada vez que decimos “pero” invalidamos todo lo que le antecede, por lo que sería muy bueno empezar a borrarla de nuestro léxico. Asumir en primera persona lo que decimos es hablar desde ese lugar, y sin salir de él, durante todo el proceso que queremos comunicarle a la otra parte. Así, expresaremos frases como “Lo que siento respecto a esto…”, “Lo que me parece desde mi punto de vista personal es…”, “Mirándolo desde mi perspectiva…”, “De mi parte, y sólo para mejorar esta situación, quiero que sepas que…”. El resultado en esta forma de feedback es fomentar una mayor apertura de la otra parte (observa que expreso claramente “la otra parte” y no la “contra parte”) para considerar el punto de vista que estoy planteando desde una perspectiva personal. Lo contrario a esto es lo que suele hacer el 90% de las personas: acusar con frases que suelen herir, limitar y paralizar, como “Tú me dijiste que…”, “Eso que hiciste es…”, “Es un desastre este trabajo que has hecho…”, y otras por el estilo. A esto podemos llamar el “dedo acusador”. A propósito, recuerda que cuando levantas el dedo, hay uno apuntando adelante, y otros tres hacia ti, así que imagina quién sale perdiendo con esta actitud tan arraigada en muchas personas. Segundo: cuida el tono y la emoción. Los estudios basados en la Comunicación No Verbal, así como la Programación Neuro Lingüística revelan que un altísimo porcentaje de nuestro intercambio con las personas es gestual. Por lo tanto la mirada, los gestos, las emociones y lo no dicho se transforman en protagonistas. Se estima que entre un 65 y un 80 por ciento es comunicación no verbal, impulsada por esos accionadores. Si prestas atención en mantener un tono neutral –aunque al principio conlleve cierto control de tu emocionalidad-, cuidar tus palabras –utilizando sólo las apropiadas para hacerlo en primera persona y no generar heridas emocionales en la otra persona- y claridad en lo que expresas, estarás un paso más cerca de que te “bien interpreten”. Tercero y fundamental: no dar nada por sentado. Por eso es fundamental hacer preguntas e indagar sobre el asunto que traten. Los estudios de la comunicación humana han determinado que más del 75% de los conflictos se deben a preguntas no hechas a tiempo. Toma el espacio necesario para aclarar las dudas. Ratifica los resultados. Recapitula antes del final de cada conversación o documento donde debas volcar tus impresiones. Haz un resumen en cada conversación que tengas. Menciona en primer lugar los acuerdos a los que han arribado, las responsabilidades, plazos específicos para el cumplimiento de las metas, y luego, los aspectos a mejorar del proceso. Si sigues a rajatabla estos tres pasos, es altamente probable que mejores sustancialmente tu proceso habitual de comunicación interpersonal en muy poco tiempo. El mismo procedimiento se sigue a la hora de delegar tareas, para no encontrarte con sorpresas en el resultado deseado. Todo es cuestión de entrenamiento y de la habilidad de poder entrar más rápidamente en el mundo del otro, para comunicarnos de una forma abierta, franca, receptiva y colaborativa, ya sea en temas personales, relaciones amorosas, trabajo, amistad y hasta para negociar un contrato. AUTOR Daniel Colombo Nació en Argentina y trabaja desde los 8 años, cuando comenzó como locutor en su pueblo del interior. Es Coach experto en alta gerencia y profesionales, educador, comunicador y escritor. Speaker internacional en motivación, liderazhgo, desarrollo profesional y media-coach. Ha publicado 14 libros, en español y portugués, incluyendo el best-seller “Sea su propio jefe de prensa” y la colección de 6 libros y DVD, “Comunicación y Ventas” con Clarín de Argentina. Conduce y guía equipos de alto rendimiento en empresas multinacionales. Ha asesorado a más de 2500 empresas.www.danielcolombo.com – www.facebook.com/DanielColomboComunidad – Twitter:@danielcolombopr Imagen cortesía de iStock
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