Somos publicistas y en teoría, curiosos. Vivimos intentando entender ciertas situaciones, lugares, momentos, modas y nos encanta probar de todo. Experimentar en todos los ámbitos de nuestras vidas nos hace más humanos, nos acerca al ya famoso target y nos da las herramientas para hacer nuestro trabajo cada vez mejor. Al momento de bajar conceptos y pensar en ideas para resolver los problemas de las marcas, queramos o no, consciente o inconscientemente, nos vamos a nuestro lugar seguro, a ese espacio donde la creatividad fluye, se crea y se destruye todo el tiempo; la mente. Es verdad que entre más experiencias y más acercamiento a cosas diferentes tengamos, mayores serán las posibilidades de entender el complejo mundo y brindaremos soluciones acertadas y precisas para resolver los problemas planteados. En nuestra mente existe lo que yo llamo La Biblioteca Creativa, en ella tenemos archivados todos los recursos que hemos visto, vivido, soñado y hasta fumado. En ella encontramos todas las respuestas necesarias, pero también es un lugar peligroso, porque a diferencia de lo que se cree, la memoria es la enemiga número 1 de los publicistas, pues al crear, a veces olvidamos campañas o conceptos existentes y los planteamos como nuestros. Cuidar nuestra biblioteca creativa es nuestra responsabilidad y aunque suene ñoño, entre más vasta y extensa sea, mejores resultados creativos tendremos, porque al final ser creativos es nuestro trabajo, ¿o no? Imagen cortesía de iStock
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