Cuando un chico recién salido del colegio me dice con cara inocente “quiero ser publicista”, pienso por un momento: No lo hagas. No por las razones equivocadas: Si estás pensando estudiar publicidad porque no tiene matemáticas, no lo hagas. En esta carrera te vas a encontrar algunos números: estadísticas, métricas, presupuestos, resultados; y lo más probable, es que te cueste sacar el valor a una gran idea. Si quieres ser publicista por la fama, no lo hagas. Esta profesión no se trata de ganar premios (aunque ayuda), se trata de dar soluciones creativas a los problemas. Además en este medio la fama es efímera, hoy una buena campaña te puede llevar a la gloria, mañana una mala al infierno. Si piensas que la vida del publicista es cool, no lo hagas. No todo en la publicidad es glamour. Trabajamos con todo tipo de clientes y marcas que merecen nuestro respeto. Desde los tenis de moda hasta un producto para los callos de los pies. Y créeme, esos clientes pequeños son los más agradecidos. Si eres de los que cree que la publicidad no es una carrera exigente, no lo hagas. Esta profesión es trabajo duro en tiempo récord, también sacrificio y frustración. Noches y noches transnochando por una idea que depende del sí del cliente para ver la luz del sol. Si deseas estudiar publicidad para hacer grandes comerciales, no lo hagas. La mayoría de los clientes tiene presupuestos pequeños y ese es el reto de nuestra carrera. No lo hagas si no comprendes que las grandes ideas no corresponden proporcionalmente al dinero y no tienen formato. Si piensas que vas a llenarte los bolsillos con la publicidad, no lo hagas. En este medio se mueve mucho dinero pero los que trabajamos en él, por lo menos los creativos y gráficos, no lo vemos mucho. Nosotros nos llenamos pero la cabeza de estrategias, ideas, conceptos e ilusiones. Pero si a pesar de todo quieres estudiar publicidad, HAZLO. Hazlo si te apasionan las ideas, si te gustan los retos y obsesionan los detalles. Estudia publicidad por esa sensación de crear algo que te hace sentir orgulloso, por las noches buscando la inspiración y por los días encontrando los argumentos, porque la publicidad puede carecer de todo, menos de sentido. Hazlo sabiendo que un publicista es un estratega, crítico (de su propio trabajo), asesor, innovador, creador de historias, vendedor, productor. Se dedica a construir marca, seducir a la audiencia, desarrollar campañas, ejecutar piezas (avisos, comerciales, cuñas, afiches, posts, etc.), batallar con clientes, entender el mercado y planear presupuestos; dependiendo del perfil que quiera desempeñar. Haz lo que quieras, pero sobre todo quiere lo que haces. Esa es la diferencia para ser no solo un gran publicista, también un gran profesional. Imagen cortesía de iStock
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