La inspiración es el estado perfecto de creatividad, mueve a producir algún tipo de obra ya sea de arte o diseño, convirtiéndose en el motor para resolver problemas o incógnitas. Partiendo de este concepto, si la creatividad es la inteligencia de los sentidos y suele considerarse una habilidad que se desarrolla de forma personal, entonces la inspiración también es una fuente personal. Pero en general, ¿qué es lo que nos inspira? entre otras cosas, agudizar los sentidos puede ser una buena forma de inspirarse. Podemos partir de la observación. Observar los lugares, los colores y las formas que hay en nuestro alrededor. Visualizar el encuadre de una imagen por ejemplo, puede ser un excelente ejercicio. Ahora, seguido en “importancia” si lo percibimos así, está el sentido del oído. Para encontrar inspiración en las palabras (o conceptos) debemos escuchar atravesando por un proceso de asimilación. Afinando estos dos sentidos, podremos abstraer información para empezarla a transformar, proyectándola de forma creativa. Muy bien, pero qué más nos puede inspirar tomando en cuenta actividades como viajar, leer, escribir y apasionarnos por un hobby, pues… simplemente enfocarnos, crearnos un estilo de vida con una perspectiva diferente. Los especialistas en creatividad como Ken Robinson, señala que enfocarnos o estar en “nuestro elemento” nos ayuda a fluir para tener control sobre nuestra propia fuente de inspiración y chispazos creativos. Ese “elemento” al que se refiere Robinson puede ser el mar para el surfista, el stage para los artistas o el paisaje para los fotógrafos. En fin, el elemento representa el laboratorio donde se experimenta para descubrir o crear cosas nuevas. Y justo ahí, trabajando sobre nuestras ideas, combinándolas, es cuando surge la inspiración. Dando vida al arte, al diseño y a las respuestas para los problemas comunes. Teniendo conciencia de nuestros sentidos y elementos, es que abrimos nuestra mente, nuestra red neuronal para transformarla. La inspiración podemos decir, es una especie de “endorfina” para la creatividad, requiere de pasar por emociones (generalmente positivas). Y esto es muy interesante, la ausencia de miedo se da naturalmente por la misma función de ciertos neurotransmisores del cerebro, lógicamente estos logran bloquear y disminuir la percepción de riesgo. Por ende es más fácil experimentar ánimo y sensaciones como la inspiración, misma que nos lleva a la creatividad surgida por mayor conexión de ideas. A ustedes, ¿qué les inspira? Me despido, soy Erika. Hasta la próxima.
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