Las redes sociales y las formas de comunicación en general han tenido grandes cambios que han permitido que estemos en comunicación todo el tiempo, creando un nuevo mundo en el que si tratas de ignorar a alguien (o te ignoran), lo sabrán. El teléfono, las cartas y otros medios de comunicación de antaño, fueron las primeras formas de comunicación entre las personas comunes y corrientes, con una gran ventaja, la gente sabía esperar una respuesta. La evolución llegó y comenzamos a comunicarnos de forma distinta, en especial tras la llegada del internet a la sociedad en general, que nos mantiene pegados a internet. Con el correo electrónico la espera tendía a desaparecer, el correo electrónico podía enviar notificaciones avisando que el correo había sido recibido, así que se tenía un tiempo más corto para esperar una respuesta. Los móviles, una pesadilla no anunciada Los celulares también cambiaron, pronto llegaron los smartphones, a través de los cuales actualmente el 58% de los internautas mexicanos accede a internet, según Amipci. Ahí empezó la pesadilla. Un correo electrónico ya no significaba enviar información para ser consultada desde una computadora, al contrario, se esperaba una respuesta inmediata, ¿qué no lo tienes en tu iPhone? Facebook implementó la palomita de visto en su servicio de mensajería, lo que quería decir que si no se te antojaba contestarle a tu amigo en ese momento pero habías visto su mensaje, se sentiría de por vida. ¿Qué tiene de malo no tener ganas de chismear un sábado en la mañana?, no por eso dejas de querer a tus amigos. El más peligroso (o fastidioso) de todos, WhatsApp llegó a nuestros smartphones como un medio de comunicación económico, en el que podías encontrar a tus amigos o familia en el momento que quisieras. Como se sospechaba, en septiembre del 2014 WhatsApp implementó las dos palomitas azules para saber si la persona a la que le escribías había leído tu mensaje. Fue entonces cuando tu novio se volvió loco si andabas de fiesta y no le contestabas o tu mamá supo que ignorabas sus mensajes cuando no habías llegado a casa a las 4:00 am, pero no fueron los únicos. Cada vez se volvió más común que se hicieran grupos de whats en la oficina o te escribiera un cliente el domingo por la noche. Si antes salías del trabajo y surgía algo, era casi imposible contactarte, ahora basta con un mensaje y tu jefe sabrá si estás tratando de ignorarlo, sea urgente o no. Poco a poco hemos terminado con la privacidad, el sentido de la urgencia y la propia administración del tiempo libre. Nos encontramos en un estado de vigilancia permanente donde estar conectado significa también estar disponible todo el tiempo para todo el mundo, por lo que no es raro que el 75% de los trabajadores mexicanos sufran de estrés (causa del 25% de los infartos en México), según la OMS. Es momento de encontrar cómo desconectarnos, dejar de contestar llamadas o mensajes en horarios inapropiados, pero tampoco hacerlo. El reto (reto personal también) es podernos desprender de la tecnología para olvidarnos del estrés en nuestro tiempo libre. No sólo dejar el trabajo a un lado los fines de semana, sino también olvidarnos de las redes sociales y disfrutar de otras experiencias más relajantes para el cuerpo y la mente.
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