- Profe, es que sinceramente a mí no me gusta leer.
- ¿Por qué?
- Me da pereza, no tengo tiempo.
- ¿Y qué te gusta hacer?
- No sé, meterme a internet, navegar por ahí, ver páginas que me gustan, meterme a Facebook, a Twitter.
- Entonces mi amigo, sí te gusta leer.
Desde pequeños nos han inculcado que el conocimiento proviene de los libros y la verdad es que un niño puede descubrir en una caja de cartón los secretos del universo. Uno puede leer desde la etiqueta de un vestido hasta la biblia dependiendo de lo que esté buscando. Lo que nos mueve en la lectura es lo mismo que nos ha hecho evolucionar como especie, la curiosidad. Algo que nos despierta intrigas, algo que ansiamos conocer, puede ser un tabú o simplemente algo extraño. Para quienes trabajamos en publicidad, el mayor reto precisamente es encontrar la forma de despertar esa curiosidad en el consumidor, a través de un titular, de una fotografía, de una melodía, capturar su atención para poder entablar el diálogo con él. Nuestro trabajo es crear historias que den respuesta a las preguntas que nos hacemos todos los días sobre los productos que anunciamos. ¿Y si en vez de advertir sobre los peligros en el Metro, nos burlamos de lo estúpido que sería morir ahí? ¿Y si dejamos de mostrar las típicas modelos y nos concentramos en las mujeres reales? ¿Y si en lugar de contratar a un atleta famoso, mostramos a una persona con sobrepeso comprometida con su entrenamiento? Cuestionarse sobre los aspectos más simples de la vida nos abre las puertas a mundos paralelos. Campañas como “Dumb ways to die” de Metro Trains Australia, “Real beauty” de Dove o “Find your greatness” de Nike, nunca hubieran visto la luz si no es porque alguien cultivó la inquietud de ver lo que se quería comunicar de manera diferente. La perspectiva es un organismo vivo que se alimenta de la información y como toda comida puede ser nutritiva o puede ser chatarra. En la medida en que tengamos fuentes fortificantes y nos alejemos de los lugares comunes, nuestro espectro se ampliará y al igual que un niño que quiere saberlo todo, nos divertiremos dándole respuesta a todas aquellas incógnitas que por más absurdas que puedan sonar, son las que nos llevarán a descubrir los insights que crean las grandes historias. La curiosidad es un profundo movilizador en la naturaleza humana, desde algo tan filosófico como el sentido de la vida, hasta algo tan primitivo como la desnudez, que muy seguramente fue lo que te llevó a leer este artículo. Imagen cortesía de iStock
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