De pronto abro mis redes sociales y me siento más que atacado, me siento ofendido de manera inmediata por el bullying que nosotros mismos, los mexicanos, nos damos los unos a los otros. Ya una vez compartí aquí en ROASTBRIEF sobre los líderes de emociones, aquellos que más allá de compartir cosas buenas, solo dejan aflorar sus traumas o represiones personales hacia un mundo que necesita cosas positivas. Si de por si al ser mexicano ya cargamos con varias consignas no pedidas, como el ser guadalupanos y ser culpables de la muerte de Jesús, ahora resulta que hay que estar de acuerdo con todo lo que se publica en redes de manera incondicional, porque de no hacerlo uno se convierte en un mal mexicano. Que si Jorge Ramos, en teoría, dijo que no salgamos a trabajar pues hay que compartir y hacerlo porque sino uno está a favor de Trump. Que hay que compartir y exigirle a La Arrolladora que no toque el día del grito en el zócalo, porque forma parte de un complot para acarrear gente a la ceremonia que encabeza nuestro piñateado presidente. Y para amarrar, hay que firmar la solicitud para que 10 mil sirios lleguen en asilo político a nuestro país como refugiados, y pobre de aquel que no lo haga porque no tiene conciencia humana. No se trata de taparse los ojos, ni dejar de ver los mensajes. La información que tenemos todos los días en las redes y principalmente en Facebook debe ser analizada. Si bien es cierto, nuestro mandatario comete muchas faltas, pero algunas son humanas. Muy tontos aquellos que permitieron que el que se le resbalara la banda se hiciera viral, hay cosas más preocupantes. Esos errores si son de inexpertos. Es obligado ser inteligentes, más que nuestros teléfonos y entender que no todo lo que se publica es verdad. Todo debe analizarse. Si vamos a compartir, citemos fuentes, seamos reales, no le juguemos al periodista, porque hoy no hay pretexto, todo aquel que tiene acceso a la red para checar su “face”, también lo tiene, para comprobar si una nota es verdad. No llenemos la bandeja de nuestro colectivo personal informativo de cultura basura, que solo nos contamina y nos afecta. Como mexicanos, fuerza guerrera azteca, traemos adentrito una gran inventiva, vayamos construyendo un mejor país desde las teclas. En definitiva, somos lo que leemos y creemos. Imagen cortesía de iStock
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