A veces los publicistas y bueno… humanos pasamos por el factor sorpresa denominado miedo, en donde aparecen situaciones tanto reales como inventadas. Aparece el neurótico, los ansiosos, y todos aquellos monstruos que se escondían debajo de tu cama. Sin embargo la solución a todo es la clasificación, sentarte un rato y clasificar lo que sientes y cómo accionar. ¿Cómo hacemos eso? Bueno, Freud también sintió miedo y lo clasificó en tres: La primera es la ansiedad de realidad, la cual podríamos decir que si uno está en un mar infestado de tiburones, uno experimentará una ansiedad de realidad. Así mismo como si uno está frente a diez campañas exitosas en madurez y la suya está en declive, podría decir usted que tiene ansiedad a la realidad. Para ser más exactos, acciones que se están realizando a su alrededor, sean éstas tangibles como los tiburones, o intangibles como la competencia. ¡Y ambas sí que dan miedo! ¿Está sintiendo la ansiedad de realidad? ¿Está sucediendo todo lo que está creando en su cabeza? La segunda es la ansiedad moral y se refiere a lo que sentimos cuando el peligro no proviene del mundo externo, sino del mundo social interiorizado, de los miedos internos que no necesitan estimulación externa para darse a notar. Cuando una idea es lo suficiente buena para el equipo pero algo interior te dice que no será suficiente para el mundo exterior, es ese miedo interno que nos dice que siempre se puede dar algo más. La última que mencionó fue la ansiedad neurótica. Ésta consiste en el miedo a sentirnos abrumados por los impulsos. Ocasionalmente nos hemos sentido que nada está como debería y todo se desborda de los niveles de autocontrol que creemos tener, pues nuestro raciocinio o menos complejo, nuestra mente está experimentando lo denominado ansiedad. Es una angustia real ante un peligro externo. “Neurótico” es la traducción literal del latín, que significa nervioso, así que podríamos llamar a este tipo de ansiedad, ansiedad nerviosa o neurótica. El miedo se encuentra catalogado como un factor sorpresa que nos hace rechazar ciertas ideas, evitar ciertos cambios y ahuyentar nuevos estilos. Tenemos que aprender a reconocer los tipos de miedo y no confundirlos para poder manejarlos y dominarlos. Aprender a reconocer cuando un miedo es interno o externo, ésta táctica de clasificar mis miedos a base de las teorías anteriores me ha facilitado la obtención de soluciones. Cuando por más que intentas arreglar algo y no funciona, solo queda recurrir al último recurso y hacernos la siguiente la pregunta, ¿el miedo que estoy sintiendo es real, moral o neurótico? ¿Estoy actuando a base de una situación que se puede observar? ¿Estoy sintiendo algo que en verdad está sucediendo? A veces nos exponemos al estrés y sobrevaloramos lo que está en nuestro exterior e interior. La clave al éxito está en saber reconocer el tipo de miedo/ansiedad que estamos sintiendo y actuar de acorde a éste. Recuerdo haber estado en una conferencia de Carlos Peñaherrera (IMC Latam Coca Cola) donde hablaba del miedo como factor clave en sus colaboradores. El miedo no siempre debe ser direccionado como factor sorpresa, se le debe esperar con una gran bienvenida. El miedo significa que estamos actuando bien, que estamos saliendo de nuestra zona de confort, que estamos atreviéndonos a estilos nuevos, adaptando ideas distintas y para mí no hay mejor miedo del que se aprende, del que se motiva a hacer algo no antes visto. Ese miedo del cual puedes jugar con él, solucionarlo y sacarle el máximo provecho. Una agencia debe aprender que un miedo debe ser un aliado y no un enemigo ¿Y ahora? ¿Le temes al miedo? AUTOR Paula Asteroide
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