¡No, no, no y no! La ley de las prohibiciones que es un dulce manjar para probar. ¿Por qué será que una frase tan corta nos hace querer hacer caso omiso? Eso es lo magnífico de la publicidad, cada día nos sorprende de diferentes formas. Esta es la manera en la que muchas las marcas nos atraen, lo prohibido es más tentador. De acuerdo a todas mis investigaciones en Internet y al conocimiento que tengo en el tema, para el cerebro son más atrayentes las cosas que no se pueden tocar, comer o tener, ya que esa es nuestra naturaleza humana. Por ejemplo, desde niños nos negaban varias cosas o simplemente alguien de nuestra misma edad tenía algo que queríamos y lo obtuvo sin méritos (aún hoy pasa y siempre pasará). Sí, es algo decepcionante sentir eso, pero así mismo es como se despierta ese ser curioso que todos llevamos dentro y nos obliga a indagar y a querer luchar por ello. Parece como si romper las reglas y atravesar esas puertas prohibidas, o saber que no podemos alcanzar algo, nos produjera una curiosidad mágica y tentadora haciendo que nuestra adrenalina vuele hasta el cielo experimentando sensaciones mucho más placenteras que sino fueran prohibidas. Así pues, sin importar si es un chocolate, un automóvil o un reloj, siempre vamos a querer obtenerlo, claro está según nuestros gustos, alcance económico y creencias. Por otro lado… ¿Se han preguntado por qué las marcas hablan como lo hacen? Nos quieren convencer de obtener lo que no necesitamos o de cambiar de producto porque simplemente este vale más y hace menos, pero es el que “mi entorno” compra. Y a eso es lo que nosotros jugamos, a convencer y a persuadir. Tomemos esto a nuestro favor y comprendamos que el ser humano (sea cual sea su edad, posición socio económica o pensamiento) siempre va a querer algo más, nunca va a estar satisfecho con lo que tiene o simplemente se cansará rápido de algo. Hagan este ejercicio con cada brief y pregúntense qué es lo que quisieran escuchar por parte de la marca para efectuar la acción de compra, y luego vean campañas completas ya pautadas, analícenlas y verán que es gratificante discernir un proceso publicitario desde su final y llegar al brief, como si retrocediéramos la película, arrancando desde el resultado. ¡Feliz martes de romper las reglas! Imagen cortesía de iStock
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